No más revolución
ni derramamiento,
todo culmina
exhalando el olvido,
las suplicas no son en personas,
ni frente a sordos amigos ególatras,
el llanto se contiene
detrás de la mesa,
delante de un fernet,
el sollozo se hace eco
en palabras
que simulan ser poesía,
engañar al lector
desatento, desinteresado.
No hay más Ella,
llegó a su fin,
el caos reina en el aura,
rebelión,
corridas, golpes,
represión,
lo imposible,
el filoso poder de la memoria
que avanza sobre Ella.
Al cortar su cabeza,
María Antonieta,
queda la eterna
incertidumbre,
que rostro nacerá
y ocupará su lugar?