Y si pasás
un lapso eterno
desde hace un momento
quizás,
el mío,
con más panza
y menos pelos
en cada segundo junto a vos,
con el frío del verano
y el ahogo del invierno,
esperando,
de prisa,
que se multipliquen.
para ser esos viajes,
que pintás,
en nuestra imaginación.
Dibujás
esas efímeras lágrimas
entre tu perenne sonrisa
con claroscuros cálidos
y contrastes confundidos,
que buscan ser uno sólo.
El tiempo, tal vez,
escaso para medirse
en la medida de los años,
inmenso a nuestras edades,
apenas más en la tuya,
en el marco
que construyen tus pinceladas,
mis palabras.
Aquéllos relojes,
con su persistencia,
no dudaron esa noche sin conciencia.
Marcaron el tiempo exacto
en el que nos cruzás,
sin un pacto,
sólo
con tu preciso mordisco
en mi afortunada sonrisa.