cual guillotina,
cayó
sobre María Antonieta,
Ella se asomó,
la reja dejó ver su rostro
sonriente en la sorpresa
de aquel martes,
que
fue esquivo en la madrugada.
Ausente y en soledad,
ella,
quiso encontrar una verdad,
se robó los papiros
de los dioses que no hay que mirar.
Mordía el horizonte
queriendo nacer Apolo,
Ella se bebió
de un golpe,
las palabras que flotaban en el aire,
sin saber lo que significaban,
cual Julieta,
se apuñaló.
Murió, en vano,
sin sentido se sintió libre.
Romeo, sólo bebió licor
y lamentó su infortunio,
esperó que la muerte
se arrepienta de Ella.