Novisimo, lo subí de caprichoso ya que, creo, no lo releí...
Nudo anudado desatado en otro nudo
Palpita la garganta con ese nudo
que tarda en atragantar,
por debajo
de cada palabra que se rinde al salir
en un silencio estruendoso,
tan perfecto como incomodo
a la hora de decir nada.
Porque en el corazón se galopa sin ritmo,
sin ganas pero con entusiasmo
de quien espera sin paciencia ya.
Se hace flor el año y suman muchos
en esa resta de ausencia
que presencia
lo que es imposible de ver
por miedo de no arriesgar
para no padecer de certera y atroz ceguera,
en el lado izquierdo,
que se inmiscuye en la contradicción del derecho
que desafía las ganas de escribir, escribiendo.
Sigue, en primera persona, leyendo en tercera,
todo es ficción al amalgamarse al fondo blanco,
y contrastando con las palabras
que absorben el gran nudo desatado.
Las ganas pierden el valor, que se acrecienta,
ante el miedo de quedar estupidizado
por inventar una palabra
que ya existe, que nadie pronuncia
pero que todos conocen.
El nudo anudado, desatado,
que infeliz circula libremente
descendiendo ascendentemente,
buscando, en el desconcierto, a que unirse
sin atarse demasiado,
desatando lo anudado, anudándose,
retorciéndose y estirándose
logrando, así, que acá estemos hablando de otra cosa,
de otro nudo che.
Palpita la garganta con ese nudo
que tarda en atragantar,
por debajo
de cada palabra que se rinde al salir
en un silencio estruendoso,
tan perfecto como incomodo
a la hora de decir nada.
Porque en el corazón se galopa sin ritmo,
sin ganas pero con entusiasmo
de quien espera sin paciencia ya.
Se hace flor el año y suman muchos
en esa resta de ausencia
que presencia
lo que es imposible de ver
por miedo de no arriesgar
para no padecer de certera y atroz ceguera,
en el lado izquierdo,
que se inmiscuye en la contradicción del derecho
que desafía las ganas de escribir, escribiendo.
Sigue, en primera persona, leyendo en tercera,
todo es ficción al amalgamarse al fondo blanco,
y contrastando con las palabras
que absorben el gran nudo desatado.
Las ganas pierden el valor, que se acrecienta,
ante el miedo de quedar estupidizado
por inventar una palabra
que ya existe, que nadie pronuncia
pero que todos conocen.
El nudo anudado, desatado,
que infeliz circula libremente
descendiendo ascendentemente,
buscando, en el desconcierto, a que unirse
sin atarse demasiado,
desatando lo anudado, anudándose,
retorciéndose y estirándose
logrando, así, que acá estemos hablando de otra cosa,
de otro nudo che.