Si te
lanzases a conocerla
acabarías
por odiarla
porque
ya sabrías todo de ella.
La magia
en el aire,
los almendros
que cicatrizan sus caminos,
recorrerla,
sentirla ferpecta
aunque
tengas miedos,
o sufras
porque
te pueden robar
el
tacto y el aliento
en cualquier
esquina
de la
ciudad real
o
todo
tu dinero
en cualquier
sitio
de la
irreal.
Abrazar
al Cristo,
hacer
las pases
a
guerras pasadas,
sintiendo
el amor
en negativos sepias,
colores,
contrastes,
sombras
saturadas,
brillos
en las pupilas,
híper
horizontes,
cabellos
de acero,
pastiches
de besos,
gritos,
amalgama
de extremidades,
la vida
en un monumento,
palabras
que no alcanzan
ni describen.
Liberan
el alma en Río.