El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

20 de abril de 2007

Capitulo 22

El tiempo es un elemento loco que lleva y trae a todos sin fijar el ritmo en que lo hace, una tarde puede ser lenta y aburrida para algunos y rápida y eufórica para otros. Todos lo viven en distintas velocidades, por eso no es posible medirlo en un reloj que lo organice. Está en cada uno que siempre se entera de lo viejo que se esta y sin nada que hacer. Es algo complejo sin nadie que lo explique, al menos de una forma clara. Muchos lo usan, al tiempo, para pensar y trabajar para mañana, poniéndose un tope como meta. Otros cuantos lo disfrutan hoy, sin pensar en otro día, y tal vez se equivoquen al recordar, pero es comprensible porque es lo único que les dice que se vivió. Las risas y las charlas son un tema cotidiano siempre en estado de amistad y su derivada rima. Los que disfrutan se sienten más cómodos con el calor, porque les permite usar excusas para descorchar cualquier embotellamiento y disfrutar con amigos el burbujeante sabor del alcohol nocturno. Sin importar el lema colocado de boca en boca y sin enterarse siquiera de ser caratulados de alcohólicos.
Juan Pablo y Rodrigo no quieren ser excepción en esto de sentir el tiempo que viven en el momento mismo en el que piensan, y actúan, hoy.
Hay una tibia luz que apenas los reconoce en la claridad nocturna, y ellos hablan y hablan solos. Sin saber que les llega compañía mucho más agradable.
- ¿Abrimos otra Juan? – Pregunto Rodrigo desde la heladera.
- Y, si tenés sed abrí nomás. ¿Cuántas van?
- A ver, mm., tres y con esta cuatro. Quedan dos o tres mas todavía. Dos, dos más
quedan. Si nos faltan vamos a buscar a casa, había un par mas y los chicos deben
haber comprado.
- ¿No vienen para acá los chicos?
- No tengo idea, deben andar por ahí. Capaz que después vienen.
- No sé que les pasa, andan medio ofendidos.
- Na, pavadas tuyas. Les duraba la resaca todavía.
- Entonces yo como tendría que estar con la noche que tuve ayer.
- Eso, ¿qué hiciste anoche? – Dijo incorporándose a la silla.
- ¡Qué sé yo!
La puerta chillo una vez mas, ese día fue lo único que se escucho en esa casa. Juan Pablo se levantó a abrir.
- Va, va. – Abrió y del otro lado se encontró con la sombra de lo que antes había sido jorgito. – ¿Qué haces jorgito? Pasá que estamos tomando unas cervezas con rodri.
- ¡Tienen cervezas! – Dijo y pasó volando por al lado de Juan Pablo y en dirección a la mesa.
- ¡Hola Jorgito!, que gusto saludarte y que me saludes.
- Salí rodri que quiero tomar. Che no tienen vino, vodka u otra cosa para mezclar, mirá que hoy no me reconoce ni mi vieja de la curda que me voy a agarrar.
- Eh, ¿pero que te paso que andas con tantas ganas de emborracharte? ¿andás con algún problema de mujeres?
- Y si rodri, que otro problema vamos a tener acá y de vacaciones. ¿Dónde carajo tenés un vaso?
- Tranquilo che, que te va a hacer mal al corazón. No tengo vasos y acá nadie toma del pico de la botella, ¿entendiste?
- Anda a cagar, ¡me voy entonces!. Y yo que venia a pedirte disculpas, ahora minga.
- No te enojes boludo, es un chiste. ¿Cómo no voy a tener vasos?. Busca en la alacena. Y ¿por qué te venís a disculpar? ¿qué me hiciste?
- ¿Acá en esta alacena?
- Sí, en esa. – Le dijo Rodrigo, preparándose para la disculpa y la historia de porque la pedía.
- Te estoy esperando, jorgito. – Le dijo Juan Pablo.
- ¿Qué estas esperando, Juan? – Pregunto jorgito desviando la mirada.
- A vos y también a tu disculpa.
- Ah, si, eso. Es por putearte hoy, aunque no personalmente, pero te putié. Estaba muy enojado por lo de Débora, por eso.
- Esta bien, estás perdonado. – Le dijo Juan Pablo conteniendo la risa que merecía semejante cuadro.
- Ahora, aprovechando que te pusiste colorado, ¿esa mina no estuvo con vos hoy a la tarde? – Preguntó Rodrigo.
- ¿Quién se pone colorado? Yo no, que me voy a poner colorado.
- No te hagas el gil y contestáme.
- ¡Dale jorgito! – Le dijo Juan Pablo esperando algo cómico.
- Bueno, bueno. Si estuve a la tarde con ella. ¿ Vos cómo sabes?
- No lo sabia hasta recién, se me ocurrió preguntar y como te pusiste nervioso me di cuenta que la había pegado.
- ¿ Y que pasó con Débora?
- Cosas, ¿qué va a pasar?
- No te hagas el misterioso che, y hablá de una vez.
- ¡Que te importa lo que hicimos o dejamos de hacer!
- Ah, estuvieron revolcándose por ahí, haciendo la inmundicia. Sucios. – Le dijo Rodrigo y se echaron a reír con Juan Pablo.
- Bueno, bueno, basta che. No me jodan.
- No, al contrario. ¿En que quedaron?
- En nada, no me quiere ver más.
- ¿Por qué? – Preguntó Juan Pablo.
- No sé, no tengo idea. La verdad que no entiendo nada, pero me parece que esta medio rayada esta mina.
- Seguramente, a mi se me quería instalar en casa hoy, así que imagináte. No te hagás drama que no te conviene para nada.
- Puede ser, igual yo no entiendo tanto de mujeres como ustedes.
- Ja, ja. – Rió Juan Pablo, mientras miraba a Rodrigo – Nadie entiende nada de mujeres jorgito, yo me peleé con una y ahora estoy buscando a otra que no se con que sorpresa me va a salir.
- Y a mí me dejaron hoy, así porque si, así que yo entiendo menos que vos de mujeres.
- Así que hoy tenemos un pedo melancólico – Dijo jorgito esbozando una sonrisa gigante.
- Sí un pedo de desentendidos. Traéte otra cerveza jorgito.
- ¿Quién quiere entender a las mujeres?. Si son un mal necesario y no están para entenderlas, están para quererlas y volverse loco por ellas.
- Dale que ya estas alegre, flojito, no te hagas el poeta y abrí la puerta. – Le dijo Rodrigo.¿Qué? ¿Golpearon? – Dijo Juan Pablo, y le brillaban sus ojos.


Continúa en Intersección Vigésimo Tercera (Click acá)

Capitulo 23

Esta es la historia que se recuerda siempre, la que siempre imagina Juan Pablo sentado en su silla, escuchando y mirando un verano desde otro verano, otra primavera, otro otoño y otro invierno. El recuerdo de las noches no tan solitarias, porque a veces no se esta tan solo cuando falta ese alguien especial, en las ocasiones mas difíciles o en las más estúpidas, en las del amor. Un muerto conocido, un quiebre económico, un mundial perdido, una catástrofe del otro lado del mundo (primero o tercero), un desamor o “Un día en la vida de Oblómov” película rusa tan triste con el grito de mamaíta mamaíta al final. Nada parece ser tan triste e importar con tanta gente junta en tantas otras botellas, uno o dos conocidos son suficientes para ganar la batalla al pelotón de cerveza, no tan oscuras pero efectivas. A veces se pierde con tan poco, apenas un par para el amateur, a veces se pelea por más y se pone resistencia. Nadie sabe bien quien destroza a quien, de todos modos las neuronas siempre sobran para comprender que todo lo demás es un chiste de mal gusto. La desinhibición es una buena medida en estos casos, para comprender que noches son las divertidas y cuales las catastróficas, aunque estas siempre son la minoría. Los borrachos siempre se divierten en sana locura con juegos no tan divertidos para los sobrios que siempre cortan el humor. Aunque a veces nunca falte algún pesado melancólico con ganas de hacer llorar a los más alegres, en decaída depresión, que tratan de ayudarlo y de convencerlo de que no vale la pena la lagrima estúpida. Siempre fracasa la charla con el borracho tristón que siempre se vuelve con su soledad, buscada en su borrachera, y pidiendo perdón hasta el cansancio por todo lo que hace al decir que todos son sus amigos y que él los quiere a todos. El divertido la pasa bien aunque no encuentre nada, aunque siga solo, y vuelve a su casa de festejo con sus amigos.
Puros recuerdos de una noche de verano que encierra muchas otras de cualquier otra estación.
- Che sueco, llegamos justo ¿no?
- A mi me parece que si. – Dijo apoyando un brazo sobre la heladera.
- Y ¿qué esperas entonces, idiota?
- Nada ¿por qué, tengo que hacer algo?
- Si suequito, tres cosas. Primero: dejá de apoyarte en la heladera, segundo: abríla y tercero: sacá una cerveza o cualquier otra cosa que haya.
- Ah, bueno. Pero no me empujes José, mirá que yo me enojo fácil y acá se arma la cagada si yo me enojo.
- ¿Sí?. No nos hagás temblar. – Y miró a los demás interlocutores de la habitación.
- Pasen, pasen y revisen mi heladera y tomen unas cervezas si quieren. No hay problema, entren sin saludar así como si nada, que nosotros no existimos. – Les dijo Juan Pablo.
- No jodas Juan, además te queda una sola cerveza.
- ¿Cómo?. No puede ser. – Dijo jorgito mientras corría hacia la heladera para comprobar. – Es verdad, la puta madre, ¿qué hacemos?
- Fácil, vaya alguno hasta casa que hay mas botellas. Traigan las que estén llenas y con las vacías compren más.
- Andá jorgito – Le ordenó José.
- No, a mi no me jodan, que vaya el sueco en el auto.
- ¿Siempre yo?. Total ustedes deben creer que a mi me regalan la nafta, o que yo estoy forrado en guita. Eso creen ustedes.
- Dale sueco, vamos, yo te acompaño. – Le dijo José y el sueco como siempre aceptó.
- Che, sueco ¿se te rompieron los pantalones o te los comió algún bicho de por acá?
- Cada vez estas más gracioso Rodrigo. ¿Quién te escribe los libretos a vos?. Seguro que es este idiota triste que no sirve ni para hacer un chiste. – Dijo mientras señalaba a Juan Pablo, que no se inmutó y se quedó pensando mientras vaciaba el vaso en su mano derecha. – Así que me ignoras, esta bien total estas en ganador porque anoche te agarraste una mina, ¡y que mina!. La más fácil de todas, la que se agarró todo el mundo y ...
- Bueno, cortála y andá a buscar las cosas – Dijo Rodrigo tratando de no poner mal a jorgito que ya revoloteaba sus ojos en busca de una salida. – Y no tarden.Salieron los dos y los tres restantes quedaron callados sin decir nada, tan solo tomaban lo que quedaba pensando en lo que vendría pronto.

Continúa en Intersección Vigésimo Cuarta (Click acá)

Carta número 8

25 de Junio
Hoy no te escribo porque no merecés tal traición, no puedo ensuciar tu recuerdo con tan poca pasión estrechada en mis manos perdidas que no dicen nada. Te ansío y nada más, no tengo nada más que decir, parece poco pero es mucho, solo que no te vas a enterar porque nada sale de mi. Quizás recibas este papel (quizás porque no me decido a enviártelo), y tal vez te desilusiones al leerlo pero te juro que no puedo y me mata esta situación, y sufro, sufro mucho el no poder escribirte lo que siento, lo que te extraño. Ya sé que hace horas que nos separamos y que mañana o después nos vamos a ver, pero te extraño. Estoy desesperado y ansioso, es tarde (dos de la mañana) y no puedo dormir, intente llamarte unas cien veces pero no me animo, no soy capaz de llamarte a estas horas y desvelarte por una preocupación que en realidad es una exageración, una pavada de mi parte por no poder controlar mis impulsos y por no poder decirte lo que te extraño, lo que te quiero. Tal vez mañana (hoy) vaya a trabajar, esto promete ser bastante largo y ya está amaneciendo, ¡otra vez invierno! Pensarás que estoy loco o que soy un obsesivo por quedarme despierto toda la noche, pero la realidad me dice que no puedo dormir, me acuesto y trato de despejarme para poder dormir, pero mi cabeza empieza a trabajar y a pensar en vos una y otra vez durante horas, hasta que me levanto y camino, tomo algo de la heladera, lo tiro, juego con el gato del vecino y vuelvo a acostarme pensando que ya no te pienso. No es así, ahí estas otra vez llamándome otras horas más, vuelvo a levantarme y prendo el televisor para ver todo y nada a la vez hasta que por fin encuentro algo que no me gusta, obviamente no puedo mirarlo así que conecto la videocasetera y miro “Casablanca” una vez más. Te olvido por un instante pero me pongo triste, saco el casete y ya no intento dormir. Me desayuno algo, siempre pensando en vos, y cuento las horas para verte otra vez. Falta mucho y me desespero.
Hace un rato leí el diario, una mierda de muertos y perdió River, lo quemé. Salí un rato a caminar y terminé otra vez acá, esperando verte. Ya vez, no puedo decirte nada de nada, ¿cómo escribir que estoy loco por vos, cómo demostrar mi locura, que ya empieza a dominarme, por vos? No sé como harán esos que escriben y conquistan a sus mujeres con cada palabra, con cada verso, con cada párrafo, con cada capítulo, con cada historia.
Me acuesto, otra vez, y seguís caminando mis pensamientos, pateando todos mis números, mi tarjeta de crédito, mi trabajo, mis lecturas, mis filosofías. Me consuelo pensando que estás y que andás por ahí, en mi misma ciudad y, lo más consolador, en mi mismo tiempo, como si mi alma hubiera recorrido el infinito para encontrarte. Pienso y siempre es en vos, se me pasa el tiempo pensando en vos, me extingo, me muero pensando en vos, por decirlo de una forma trágica que no me gusta pero el diario me puso así, como si fuera poco pensar tanto en vos también pienso en lo feo como para contrarrestar toda la pasión que siento hacia vos y que no puedo plasmar en esta hoja. No te puedo explicar lo rico que se siente estar a tu lado, acariciarme con tu piel, besarte las manos o mirarte fijo a los ojos (alguien me dijo que es peligroso, que puedo quedar bizco, pero yo navego en tus ojos y no tengo destino subido en ellos), como te decía (si es que algún día te doy este pedazo de papel, si no lo tiro a la basura) me pierdo con vos y lo triste es que se me hace eterna esta noche (mañana) pero cuando estoy con vos es un instante que no logro aprovechar; cada hora es un segundo que se me escapa, cada hora es un segundo que se me va. Como hace el tiempo maldito para acelerarse así en ese momento, que estoy con vos, y detenerse tan fatal en ese instante que no pasa nunca, siempre se estanca en lo peor.
Ya no sé si estoy despierto o estoy durmiendo, hace un rato me llamaron del trabajo y me amenazaron con echarme, trate de explicarles lo que me pasa pero no me entendieron, eso es lo que creo, porque se rieron y me perdonaron porque, según dicen ellos, soy un loco lindo. ¡A la mierda el loco lindo! estoy sufriendo porque me atrapas en mi propia cabeza y no dejas que pueda escribirte nada lindo, nada tierno que refleje lo que te quiero y lo que te extraño. Me asfixio de tanto pensar, para colmo mientras pensaba me di cuenta, hace un rato, que perdí la oportunidad de llamarte cuando vos posiblemente estuvieras levantada, por pensar en vos me pasó. Ahora ya es tarde, estarás trabajando y no encuentro el teléfono de tu trabajo por ningún lado, quizás te regale un celular pero pensándolo mejor no es muy conveniente, suena muy hostigador de mi parte poder encontrarte cada segundo que quiera. Lo mejor que puedo hacer ahora es tratar de dormir.
Lo intenté otra vez pero acá estoy caminando estos renglones otra vez, me tiré en la cama y soñé despierto que soñaba con tus labios, tus besos y tus mordisquitos. Tenés unos labios preciosos, lástima que a veces te los pintas y, aunque me gusta el rojo carmín, a mí me gustan más cuando los tenés natural.
Ya pasó el mediodía, llevo más de doce horas intentando dejar de pensar en vos pero es inútil porque tampoco puedo escribir nada, a parte de estas estupideces, como voy a hacer para mirarte a los ojos, esos que me sacan fuera del mundo, y explicarte que no pude escribirte nada lindo, nada tierno y nada digno de vos, la persona que más quiero en el mundo.
Ya son más de las dos de la tarde, creo que voy a ir hasta tu casa a dejar esta hoja maldita, espero que me perdones y que no te sientas ofendida pero en verdad no me salió nada para vos, tan solo esto que tenés en tus manos.
Como siempre te dejo un beso, acordáte que nos vemos para cenar después que termines de trabajar.
ISMAEL


Continúa en Catásrsis Única (Click acá)

Catarsis Única


No sé porque escribo, no se para quien,
solo sé que busco el exotismo,
el placer que me puede dar un lugar remoto y lejano,
al que quizás se llega por un sendero
de curvas y contra curvas
(las de ellas).
Es triste escribir y no tener idea de para quien se escribe,
es triste escribir y ni siquiera contarle una historia.
Tan solo para decirle que no entiendo nada,
¿por qué existe si nunca la vi?
¿por qué se llena de emociones que no veo ni siento?
¿por qué me alegro cuando estoy con ella?
que no tiene rostro en movimiento,
solo uno, y rígido,
que veo desde una única perspectiva.
Esa perspectiva que me hace recordar a un ser pasado en mi presente,
tan igual que me da frío y miedo,
y dudo seguir haciendo lo que hago.
No es un reproche estar tan lejos,
solo que es tan igual a las pesadillas cotidianas
que me atormentan día a día,
y estoy despierto siempre por no soñar.
Es igual, solo tengo los ojos abiertos
y el cuerpo cansado de andar.
Tengo al amor propio que me aconseja,
me advierte de cosas sin sentido, molesta a mi otro yo
y yo tengo que rescatarme o esperar que me rescaten.
A mi amor propio no le dejen ni los dientes,
nadie necesita de sus consejos.
Ya vez, me fui por las ramas del tronco rígido al invierno,
desde mi altura me pierdo lo que pasa por debajo.
Seguramente no vas a entender nada
pero necesito esta catarsis, y sos a quien puedo escribir
sin importar que no leas hasta acá.
No me preguntes si estoy bien o mal,
porque esto ya es del pasado.
Soy otro distinto de renglón a renglón.
¿Por qué estás del otro lado?
si cuando estas acá sos otra cosa,
impronunciable.

No te hagas problemas,
solo yo soy el dueño de todas estas incoherencias.
vos quedáte tranquila,
incoherente o no, sigo siendo un loco inofensivo
que alega borrachera
aun en las resacas inventadas.
¿Para que?
Para no hacerme responsable de las cosas que hago,
y dejar que el otro yo
(el del instante que sigue)
se haga cargo
(si es que quiere).
Tan iguales,
tan parecidas,
tan lejanas,
tan cercanas,
tan expresivas como incomprensibles,
tan negras,
tan rubias,
tan coloradas.
están mis yo y ustedes siguen atrapándolos
(atrapándonos)
siempre que pueden
siempre que regalan aventuras
y otras cosas que no se agradecen.
De cualquier forma siempre están,
para bien o para mal.
Mujeres.

Carta número 9

15 de Julio
Otra noche más en soledad, bueno, no tan solo porque está Baglieto y no para de cantar. No me escucha o se hace, solo esta su voz llorando a su niño. Su voz y yo frente a un plato de fideos, con queso y huevos revueltos, listos para ser devorados, pero los rechazo, no porque me falte el hambre. Me asquea tanta soledad, quiero que estés acá para que me diviertas y me abraces, me despeines y me beses. Todo sin compromiso alguno, estoy deseando para mi futuro lo que quiero en mi presente. Soy muchas personas diferentes, una ayer (hace un rato), una hoy (ahora) y otra mañana (dentro de un rato). Yo no recibo nada, el otro bastardo quizás tampoco, pero tiene tiempo para pensar e ilusionarse con que lo vas a besar como besaste a mi yo de ayer y como nunca me besaste a mí. Siempre dicen que mi futuro va a mejorar, pero nunca mi futuro es mi presente. Dejo todo por él y yo nunca soy él, nunca llega y no se digna siquiera a decirme cuando viene, tal vez nunca.
Hoy te puedo decir que puedo estafar al bastardo, si, mi yo presente puede destrozar a mi yo futuro. Es tan sencillo que me tientan las ganas de salir a la calle y matar a alguien, pero no puedo hacerle eso, no puedo o no tengo el valor. Valor que tampoco tuvieron mis yo pasados, ninguno de ellos me jodió la existencia, ninguno de ellos de este segundo hacia atrás, todos fueron muy buenos conmigo.
Tal vez pensarás que soy esquizofrénico o algo así, que tengo dos personalidades pero te equivocás. Tengo múltiples personalidades dentro de mí y todas dan su opinión a cada instante, cada vez que nacen y mueren. Hace una hora una quería ir al cine pero enseguida la detuvo otra que tenía hambre, no se pudieron poner de acuerdo en hacer ambas cosas, así que salí a caminar por decisión de otra, hasta que una de ellas comenzó a ponerse triste e hizo volver a casa a la otra siguiente, después otra llegó a casa y puso a Baglieto en la radio mientras que otras cocinaban un poco para las que después no tendrían hambre. A una se le ocurrió escribirte porque te extrañaba, se pusieron de acuerdo todas y empezaron esta carta. A esta altura pensarás que estoy loco y tal vez tengas razón, pero mirá vos, con tus hermosos ojos, como fueron organizando los temas de esta carta. Empezó la solitaria (que ya es historia) y la termino yo, cansado de tantos suicidios colectivos y hambriento de tanto olor a fideos con queso y huevos revueltos.
Así y todo estoy solo, solo, solo.
ISMAEL

Continúa en Intersección Vigésima Quinta (Click acá)

Capítulo 24

Subieron al auto para recorrer las poquitas cuadras hasta su casa y buscar las cosas necesaria para esa noche. Entraron y José fue el que se bajó y entró en la casa, el sueco esperó con el auto en marcha ya que es una parada corta y no gasta tanta nafta. Por eso no escuchó los pasos ni las voces, solo oyó el golpeteo de la ventana del lado del acompañante. Miró y se encontró con dos imágenes femeninas, no las reconoció pero igual les abrió la puerta. Una de las dos figuras asomó su rostro por la puerta y le habló.
- Hola ¿podrías llamar a Rodrigo? – Preguntó Esmeralda.
- Ah, sos vos. Como poder puedo, pero no está acá. Está en lo de Juan Pablo.
- ¡Uy, que lástima!, quería verlo. ¿Viene para acá después?
- ¿Por qué no vienen con nosotros? Lo ves y de paso toman algo con nosotros – Les dijo José, que cargaba con dos bolsas y había estado atento escuchando todo – Combustible hay – Y levantó las bolsas, orgulloso de si mismo, para mostrar que no miente.
- Si combustible hay, pero nadie paga el del auto.
- Si te molesta, rubio, vamos caminando. ¿Dónde es?
- No, no lo molestás. Suban. – Y lo miró al sueco con mucho fastidio acumulado durante todo el día.
- ¿Vamos Estrella? – Preguntó Esmeralda. Estrella se encogió de hombros y puso cara de que no tenia deseos de hacer eso. Pero igual acepto ir, no quería decepcionar a su amiga.
Salieron los cuatro en el auto, con el enfado del sueco y la alegría de José. Doblaron en una esquina y el enojo y la felicidad aumentaron proporcionalmente al ver dos nuevas figuras femeninas.
- ¡Las chicas, frená! – Gritó José sacando medio cuerpo por una de las ventanas. – ¡Hey chicas! ¿qué hacen? ¿quieren venir con nosotros? Vamos a tomar algo y después, quizás, salimos.
- No, gracias. – Dijo una y siguieron caminando como si nada.
- Denle vamos, sino se van a aburrir. Nosotros podemos alegrarles la noche.
- Ya te dije que no. No tenemos ganas de divertirnos. Además ustedes ya tienen con que divertirse hoy. Esperamos que le den buen uso al auto. – Y dirigieron las miradas a las chicas que estaban en los asientos de atrás.
- No te hagas problemas que nosotras no nos vamos a divertir con estos dos. – Les dijo Estrella.
- ¿Ven? Suban. – Suplicó José. Las chicas se miraron, sin saber que responder. – Mirá que me puedo pasar toda la noche pidiéndoles que acepten venir, y no las voy a dejar en paz hasta que acepten tomar algo.
- ¿Adónde van? – Preguntó la otra sonriendo.
- A esa casa dijo el sueco – Señalando con su índice la casa de Juan Pablo, que se encontraba a pocas decenas de metros.
- ¿Y? ¿Vienen? – Preguntó José. – Hay mas gente además de nosotros cuatro.
- Nosotras no sabemos si nos vamos a quedar – Interrumpió Estrella, cada vez con mas animo de bajarse del auto.
- ¡Eh! ¿Cómo que no? – Le dijo José. – Dale morocha, no te me negues vos ahora.
- Nosotras vamos a buscar a Rodrigo para que hable un rato con Esmeralda. No vamos a festejar nada.
- Vengan todas sino las vamos a hostigar toda la noche como dijo mi amigo – Gritó el sueco totalmente desaforado y fuera de lugar.
- Pero estas loco vos, a mi no me grites. – Le dijo una enojada Estrella.
- Perdonen chicas, lo que pasa es que mi amigo es un idiota y no sabe expresarse bien con tantas mujeres a su lado. – Se disculpó José, tapándole la boca al sueco para que no lo abochornara otra vez, como toda la noche.
- Nosotras vamos. – Dijo Alicia refiriéndose a ella y a su amiga .
- Nosotras también. – Dijo Esmeralda, aunque Estrella no quería.Bueno, entonces seriamos cinco hombres y cuatro mujeres pensó José mientras caminaba hacia la casa. Y se alegró al creer que solo uno de los chicos, que no seria él, se podría quedar sin una mujer. Desgraciadamente, fallaron los números y las cuentas le salieron mal.

Continúa en Intersección Vigésimo Sexta (Click acá)

Carta número 10

9 de Octubre
No sé que pasó la otra noche, la del miércoles cinco, por eso te escribo esta carta, además hace mucho que no nos escribimos. En realidad hace mucho que nada es lo que era, nos olvidamos de todas estas cosas que nos unieron al principio. Ya no me llamás a cada instante en que crees necesitar mi voz y tampoco te aparecés cada vez que necesitás de mis ansias de saciarte por completo. Vivimos a otro ritmo, uno en el cual yo estoy detrás tuyo todo el día y vos parece que ni te inmutas, que no te importo. Lo mío es acelerado, todo el día ir y venir para ver si me queda un resto de segundo en el que pueda chocar con vos, abrazarte, besarte y tomarte en ese insignificante transcurrir de tiempo en el que estás de mal humor porque fui a verte, porque el trabajo se complica y después al otro día todo va a ser un problema. No entiendo que generás con ese ir y venir hacía ningún lado, por lo menos no venís hacia mi que te necesito cada vez que estoy solo. No entiendo porque actuás como si ya no te importo, como si ya no creés en mi, como si ya es otra historia la mía, la que siempre anda a la deriva. Estoy sufriendo. A veces pienso en que voy a hacer sin vos, o mejor dicho en lo que podría hacer si te pierdo. Una locura seguramente, no me animo a imaginar lo que haría si te pierdo, porque soy capaz de cualquier locura. Imaginá lo peor.
Volviendo al otro día, cuando te oí llegar me di cuenta que algo andaba mal. El golpe de la puerta cuando entraste me dijo “sonaste, te va a decir chau”, se me estremeció todo el cuerpo pensando que traerías una cara de amargura, que me dirías algo malo. No fue así, totalmente, pero traías una sonrisa maliciosa que me asustó mucho más. A tu abrazo lo sentí mentiroso e hipócrita, por eso me enojé, no era firme y tu mano no acariciaba mi espalda, ni que decir, tus labios no mojaban mis mejillas, ni que hablar, mucho menos mis labios. Te pregunté que pasaba, si estaba todo bien y no me contestaste. Solo me comentaste algunas cosas de tu trabajo, dándome a entender que todo estaba bien, pero sin ser cien por cien sincera conmigo, es más, creo que ni un cincuenta por ciento de vos ha sido sincero conmigo últimamente. Algo anda mal, lo sé. Me doy cuenta por tu titubeo al hablarme en los últimos días, por el tiempo que te tomabas para venir a verme, para llamarme y más aún para decirme que todavía me querés.
¿Recordás todavía la pregunta que te hice? ¿Recordás? Bien, ahora espero que sepas decirme tu respuesta ya que el otro día no supiste decirme nada, solo reíste como si yo fuera una broma. Te juro que quise matarte, lo podría haber hecho, pero estaba sorprendido con tu risa divertida. No creo que haya sido una risa de puro nervios nomás, hasta las lagrimas se te caían, te divertía muchísimo mi situación, ¿verdad que si?
¿Sabés lo que sentí en ese momento, sabes lo que sufrí? No, no lo creo. Igual todavía no te odio, solo quiero saber que es lo que pasa con vos, Estrella, porque yo te quiero y quiero que estés conmigo mucho tiempo, para siempre.
Quiero que sepas que, pase lo que pase te voy a curar y pase lo que pase vas a ser mía para siempre. Porque ya llevamos mucho tiempo invertido en esto y yo puedo soportarlo hoy, y decir que ya se te va a pasar y que solo soy yo el del problema, que es mi culpa. Lo que no se es lo que dirán mis sucesores, mis yo futuros. Yo no los voy a traicionar, pero ellos quizás se traicionen y se estafen unos con otros, incluyéndote a vos, y los mas cierto es que todo será tu culpa. Por habernos tratado así, por haberte burlado así.
Todavía estás a tiempo, todavía te queda tiempo para ser sincera conmigo, ahora que todavía domino a los otros, y decirme que me querés como la primera vez que nos amamos.
Todavía estas a tiempo de regresar, todavía te quiero.
ISMAEL

Continúa en Intersección Vegésimo Séptima (Click acá)

11 de abril de 2007

Haciendo tiempo

Como dice el título... haciendo tiempo, mientras subo otros capítulos mas en estos días... probando diseños para el blog, gracias memo, otra tarde que te robe... lo que sigue es una de esas intersecciones que encontre por casualidad, en un viejo cuaderno, una de las olvidadas, como si fuera escrita para eso...
Olvidada
Estúpidamente inteligente,
que se puede decir
de los estragos
que deja la soledad deseada,
dejar atrás a ese amor,
tan amor de la vida
que fue tan difícil de olvidar
y tan fácil de encontrar.

Dejarlo,
y así buscar
otra alma gemela,
creer encontrarla y luego abandonarla,
perderla,
para así seguir la rutina
de andar de mala en mala,
con tan buena suerte
de perderla en poco tiempo.

Elegimos la soledad
como quien le pone ese nombre a un hijo,
un premio para compartirlo solo,
tan egoísta
como para no amar.
No sea cosa,
que tenga que compartirse con alguien más.

8 de abril de 2007

No todo es leer, a veces necesito algun recado...

Intersección en la que me cruzo con ustedes
Que escriben mejor que yo y lo manifiestan acá.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Continúa en Capítulo 22 (Click acá)

.

Intersección decimoséptima



No digas esas palabras
por favor, no hables eso.
Que hace mal.
No claves tu mirada
de esa forma, no me mires así.
Que hace mal.
No roces mis manos
con las tuyas, no con ternura.
Que hace mal.
No despeines mi cabeza
con tanta pasión, no lo hagas.
Que hace mal.
No beses los labios
queriendo querer, ayudáme.
Que hace mal.
No ames que no es amor,
sin respuesta, comprendé.
Que hace mal.
No recuerdes mi negación
ni la forma de hacerlo, seguro.
Que hace mal.
No es que no te quiera
sino que la quiero más, a ella
Que hace mal.

No hables,
no mires,
no roces,
no beses,
no recuerdes
y
no ames.
Que hace mal.

Capítulo 17

Nada duele tanto como el dolor de orgullo, es antiestético sentirse usado. Sobre todo en una situación así, en donde no hay nada en juego, en donde no hay nada que perder. Pero igual hay un dejo de bronca, por no ser avisado, por no enterarse y por no adivinar todo ni siquiera al final de la triste y eficaz realidad.
El enfado se disimula muy bien detrás de la cara sonriente, es bien sabido que hay una gran anécdota, un buen chiste transformado en historia cuando hay buenos argumentos y decorativos elementos agregados a la historia a contar. Con el tiempo todo va a parecer gracioso, porque es como si nunca le hubiera pasado a uno, sino que le ocurrió a otro elemento, a otro ser, que se parece tanto al narrador, que alguna vez fue entristecido.
El tiempo es un buen medicamento que trata, y a veces lo logra, curar las heridas de ayer, hoy. Es un remedio, por suerte, sin patentar y eficaz a largo plazo. Pero eso pasó hoy, hace un rato, recién, ahora, y falta mucho para que sea mañana, pasado mañana, dentro de tres días, cuatro días, una semana, dos semanas, un mes, dos meses, un año o dos. Todavía se puede recordar con melancolía y tristeza, y hasta con un poco envidia por ese momento vivido por el otro yo, ese que tuvo el tiempo presente y feliz en sus manos. Que distinto se es en cada momento, en cada tiempo, con opiniones y sentimientos distintos en cada momento. Que buen negocio el amarse y el divorciarse, el volver y repetir una tras otras las cosas. El equivocarse y arrepentirse, el perdonar y no ser perdonado o viceversa. Por eso debe ser que no hay dos individuos iguales y únicos, porque se es distinto de uno mismo, ni siquiera una persona es semejante a si mismo. Y todo por el tiempo que nos cambia, que nos obliga a diferenciarnos una y otra vez. La gente se conoce, o cree conocerse, hasta que en un momento, sorpresa, se da cuenta que no conoce nada del otro, o lo que conoce no existe más. Ahí empiezan los problemas y las soluciones que siempre son iguales al alejamiento y a la búsqueda de la persona que obtuvo el carácter, la simpatía y la voz ronca del otro en otro tiempo, hoy. Pero se dan cuenta que es imposible en un mundo tan grande, no por el tamaño sino por la cantidad de seres que hay, y se conforman con un ideal desidealizado. Totalmente distinto a la búsqueda, pero que por lo menos lo quiere.
Es un buen comienzo el darse cuenta a tiempo que todo es un chiste malo y sin sentido. Pero que más le puede pedir jorgito a la vida, pasó un buen momento abrazado y queriendo con pasión a una mujer. Todo esto sin depositar un solo peso por caja. Él lo sabe y por eso se sonríe por sobre su tristeza desdibujada. Ella no lo quiere ver mas y lo dejó que vaya caminando por la calle oscura, iluminada por el placer.
Se había vestido tan rápido como pudo escapar de ese incomodo silencio, de ese incomodo momento, dejando a jorgito acostado entre la hierba, mudo y mirando las estrellas que parecían caer sobre su cabeza. Se quedo ahí tirado sin decir una sola palabra, no es muy inteligente pero supo quedarse quieto sin decir una palabra mientras ella se iba bajo la luna. La había dejado ir mientras se quedaba en silencio, llorando sin gemidos que lo avergüencen. Las lágrimas brotaban de a millones, las suficientes como para apagar el incendio emocional que había en él.
Ahora camina dejando pasar el tiempo, dejando secar el llanto y tratando de sacar lo bueno a todo esto. Le es muy difícil y no lo hace por él, sino por sus amigos. Piensa que seria injusto caerle a sus amigos con sus tristezas y arruinarles las vacaciones con su llanto. Además debe mantener el personaje público que se inventó, el del bufón que divierte sin demostrar sus pobres sentimientos. Su personaje trabaja en comedias, no acepta papeles en tragedias ni aunque se levante Shakespeare de su tumba y le ofrezca personificar a Romeo. Una sonrisa comienza a dibujársele en su cara, se enteró que aún es temprano, que seguro se junta con los chicos a tomar algo (demasiado) y que se va a divertir tratando de olvidar lo que ya es una risa que nace de una divertida carcajada. La ilusión vuelve a cero y con ganas de sumar puntos dirigiendo el camino hacia su casa. Camina y ve una figura conocida a lo lejos, se da cuenta que es Rodrigo. Grita y lo llama por su nombre, pero él no lo escucha. Lo ve que va con la cabeza gacha y sin muchas ganas, pero igual le sigue gritando aunque sabe que no lo va a escuchar. Lo sigue y ve que se detiene en una casa, golpea y entra. Es la casa de Juan Pablo, Jorge tuerce su rumbo hacia ahí, pero se da cuenta que esta enojado con el dueño de casa y se detiene. Vuelve sobre sus pasos y recorre el pueblo un par de veces, cruza a José y al sueco en el Renault 12 gris, les grita pero tampoco lo escuchan. La soledad lo obliga a ir a lo de Juan Pablo y perdonarlo.

Continúa en Intersección Décimoséptima (Click acá)

Crónica I

Sol, playa y un drama pasional

A las dieciocho horas del día de ayer se produjo una terrible tragedia en las playas de nuestra localidad. Un joven, de unos veinticinco años, aparentemente se habría dejado caer de cabeza desde aproximadamente dos metros de altura sufriendo politraumatismos en varias parte de su cuerpo, en especial en la cabeza, en el cuello y en la columna vertebral. Esto llama la atención de los investigadores ya que la víctima, aparentemente, no intentó cubrirse con las manos en lo que hubiera sido un acto reflejo involuntario. Su estado es reservado y según los voceros de la guardia del hospital “hay pocas posibilidades de que vuelva a caminar ya que la lesión es irrecuperable”.
Según testigos, que pudieron observar esta rara escena, el joven habría estado discutiendo con una joven, aparentemente su pareja hasta hace unos escasos días, y ante la negativa de ella por volver con él decidió tirarse de cabeza desde la pequeña rambla ubicada al lado del parador al que acuden los adolescentes una vez terminadas las horas de calor y playa. El joven se encontraba también con varios amigos suyos, que habían elegido estas playas para veranear, los cuales no podían entender esta confusa situación y se tomaban la cabeza mientras se preguntaban unos a otros el por que de esta historia.
Continuaremos obteniendo datos sobre este curioso drama, que tiñó de gris el soleado verano de nuestras playas, y seguiremos la evolución del joven, así como sus datos, para volcarlas en nuestras próximas ediciones.

Continúa en Intersección Décimoctava (Click acá)

Crónica II

De amor, de cartas y desapariciones

Los investigadores siguen sin dar con el paradero de la joven Estrella, quien se encuentra desaparecida desde hace un mes. El principal sospechoso es su novio Ismael, quien fuera detenido hace varias semanas y del que nadie sabe en que departamento, policial o militar, se halla alojado.
Los efectivos, preocupados por resolver este extraño caso, dicen que ya perdieron toda esperanza de encontrarla con vida y que de ser así “ella no se encuentra en este país”. En caso de encontrar algún indicio de que ella halla sido asesinada, el principal y único sospechoso sigue siendo su novio. Ya que en la casa en donde vivía la joven se encontró una cantidad de cartas que él le escribía y en las cuales, a parte de declararle su amor en varias de ellas, también habían, según se nos indico, amenazas poco detalladas y que hacen dudar de la capacidad mental del muchacho, ya que siguió escribiéndole cartas aun después de que ella se encontrara desaparecida. “Estas cartas tienen que demostrar algo, hay algunas que se pueden leer como cualquier otra carta, pero hay otras que no tienen un hilo conductor. Saltan de tema a tema y se hacen imposibles de entender. Bien podría ser un código que manejaran ellos o bien se trata de falta de capacidad mental del individuo” – dijo un investigador, el cual prefirió permanecer en el anonimato – “en las que creemos que hay amenazas, hay una que esta sin firmar, pero luego de un estudio de la caligrafía se constató que fueron escritas por las misma persona... las cartas que fueron escrita hacia la joven después de que esta desapareció pueden significar varias cosas: el muchacho no tiene idea de lo sucedido con la joven, cosa que dudamos, no esta bien mentalmente o lo hace para despistarnos... en lo personal no creo que se avance mucho mas en este caso, si el joven no confiesa habrá que esperar que aparezca la joven, viva o muerta, y después ver como seguimos con todo esto... no sabría decirle donde se encuentra el joven y tampoco cuando será liberado, recuerde que son tiempos difíciles para nuestro país por lo que habrá que tener paciencia y esperar.”


Continúa en Capítulo 18 (Click acá)

Capítulo 18

- ¿Y sueco, terminaste de bañarte? – Preguntó José.
- No, todavía no.
- ¿Cuánto te falta?
- Terminar de leer este cómics y después meterme en la ducha.
- ¿Qué? ¿todavía no estas en el baño dándote un duchazo?, dale loco que quiero ir a dar una vuelta por el pueblo.
- Y andá, ¿para qué me necesitás a mí?
- Es que quiero ir en el auto. Dale bañáte y apuráte sueco.
- Entonces ni me baño, voy así nomás si estas tan apurado. Total desde arriba del auto no me ve nadie.
- No, no, no. Tenés un olor insoportable, me muero asfixiado si estoy un segundo al lado tuyo y adentro del auto peor.
- Hablando de eso, del auto, a ver si pones unos pesos para la nafta, que siempre pongo yo plata y nadie me ayuda. Total yo manejo y los llevo a todos a donde quieran...
- Si, te doy unos pesos, pero calláte y anda a bañarte. Por favor – Le interrumpió José, ya un poco cansado de esa estúpida charla.
- Esta bien, no te enojes, ahí voy. ¿Hay alguna toalla seca y limpia?
- Si, ahora te llevo una. Pegá un grito cuando la necesites.

Prendió la radio y se puso a leer el cómics que había estado leyendo el sueco. Muy aburrido pensó, no puede creer que no reconozcan al superhéroe con un peinado distinto y sin los lentes, es muy obvia la falta de imaginación. Tiró la revista por ahí y se encontró aburrido y sin nada que hacer. Intentó hacer un castillo con cartas españolas, pero no superó el segundo piso. Intentó de nuevo, pero lo asusto el grito del sueco desde el baño pidiendo la toalla, y el castillo de ilusiones se desmoronó sobre la mesa plegable.
Le alcanzó la toalla al sueco y esperó a que este saliera del baño, cuando salió lo observó fijamente. Está limpio, eso si, tiene una remera un poco escandalosa de esas que se lleva a la bailanta cuando sale con jorgito. Pero lo que le parece gracioso hasta el punto de querer gritarle al sueco que es un idiota que no se puede vestir así y que le da vergüenza ajena tener que salir con él a cuesta, son los pantalones agujerados estilo rockero frustrado de la década de los ochenta que luego se dedicó al pop.
- Sueco ¿esos pantalones son tuyos? – Preguntó tímidamente y sin tratar de ofenderlo, todavía.
- Aja, son míos. ¿¡Viste que bien que queda con esta remerita!?
- Pero vos lo único que tenés de sueco es el apellido. Si te viera el viejo Ericsson se muere otra vez. No seas payaso y cámbiatelos.
- Pero ¿qué te pasa con mis pantalones?. Además no te metas con el abuelo, seguro que a él le hubiesen gustado.
- ¿No te das cuenta que esos pantalones son una asco?. A ver mostráme, ¡son nuevos!. ¡Rompiste unos pantalones nuevos, animal!
- Y si, no los venden así. ¿Qué querías que hiciera?. Además basta de criticarme todo. Dejáme en paz, a vos nunca te cae nada bien.
- Esta bien, vamos. Pero que te quede bien en claro que sos un idiota. Todavía no entiendo como te puede seguir una mujer a vos.
- No te das cuenta que soy lindo, y eso a las chicas les gusta.
- Dale, dale, vamos que ya son muchas estupideces juntas. Andá y arrancá el auto, que yo cierro todo acá.
Salieron de la casa, se subieron al Renault 12 y salieron a dar unas vueltas por el pequeño pueblo sin ver nada interesante.
- No pasa nada hoy José. Me parece que vamos a tener que volver a casa.
- ¿Estás loco vos?. Pega una vuelta por ahí y pasemos por el bar, por ahí hay alguien.
- Bueno pero antes vamos a cargar un poco de nafta, que vas a pagar vos, así que vamos a la estación de servicio. Mirá ¿ese no es jorgito, el que esta en la esquina?
- Si, es. Vos hacé como que no lo viste, ya molestó demasiado hoy.
- ¡Que mal amigo que sos, che!
- Mirá, mirá, mirá. – Lo interrumpió. – Esas dos chicas. Frená.
- Ah, no, no. Vamos a cargar nafta y después las buscamos.
- No seas idiota y frená por favor.
Frenaron y José sacó la cabeza por la ventana para llamarlas. Dio un gritó y las chicas se acercaron.
- Hola chicas ¿quieren que las llevemos a algún lado?
- No, gracias. Nos vamos a cenar y estamos a media cuadra. – Contestó una.
- ¡Uy que lastima!. ¿Cómo se llaman?
- Yo, Anémona
- ¡Uy que venenosa que parecés con ese nombre!. Me gusta. – Dijo José, y la chica se sonrió como si fuera la primera vez.
- Y vos ¿Cómo te llamas? – Le preguntó el sueco a la otra.
- Alicia. – Le contestó tímidamente.
- ¿No querés que te lleve al país de las maravillas, Alicia? – Preguntó el sueco sin sentirse muy desubicado y haciendo la vista gorda a la cara de José.
- ¿Con esos pantalones?. No gracias.
- Si querés me los saco ya. – Dijo riéndose mientras veía como se le transformaba la cara José.
- Bueno, nos tenemos que ir. Llegamos hoy y todavía no comimos nada.
- ¿No quieren saber como nos llamamos nosotros? – Interrumpió de nuevo el sueco. – Yo me llamo Martín, pero me dicen el sueco, y él José.
- Bueno, un gusto. Chau.
- ¿No salen esta noche? – Pregunto José.
- Si, si tu amigo se cambia, tal vez. – Dijo Alicia en una sonrisa.Se alejaron y desaparecieron mientras José insultaba al sueco por el papelón pasado. El sueco se hizo el ofendido, arrancó el auto y fueron hasta la casa que estaba vacía. Así decidieron ir a lo de Juan Pablo.


Continúa en Intersección Décimonovena (Click acá)

Carta número 6

3 de Mayo
Hola, recién termino de leerte (no a vos, a tu carta), ya sé que tengo que tener paciencia pero escapa a mi capacidad de contener tanta ansiedad. Tenía tantas ganas de escribirte después de leerte que tuve que echar a un amigo, no quería irse. Decía que no me iba a molestar mientras yo escribía, no alcance a apoyar la birome en la hoja que ya lo tenía ojeando por encima de mis hombros, así que lo eche. Había perdido toda intimidad, es como leer cualquier cosa en el colectivo (menos el diario de acá que es una basura) y sentir un soplido en la nuca de alguien desconocido que lo está leyendo, es molesto no poder leer por culpa de alguno que se auto invitó a leer. Ya ves, es la ansiedad (volviendo al tema). Así que te propongo una fecha, vos estudiála y decime si o no (o si querés cambiarla). El siete de mayo nos encontramos, no sé, en algún café, plaza o lo que se nos ocurra. Pensálo.
No sé si me rechazaron tantas mujeres, nunca las conté ni sé un número aproximado. Sé que me rechazaron las suficientes como para hacer diferencias, para encasillarlas en tres tipos de mujeres. Te dije que me gustaría que vos seas una de las del medio, pero en realidad no espero que ocupes ninguno de esos tres lugares.
De mi trabajo, de mi trabajo te puedo contar que es una cosa monótona y desagradable para el que no lo conoce. La primera vez que sentí el olor del laboratorio casi me descompuse, tampoco es nada agradable tocar los futuros dientes que mucha gente se va a llevar a la boca, en especial los viejos. Todos los días a las nueve, nueve y media llego y todos los días me reprochan que llego tarde y que hay mucho trabajo, que patatín y que patatán. Me cebo unos mates, sin que me importe que todavía me sigan apurando, convido al resto de la esclavitud que no se anima a moverse por culpa del latigazo, siempre me amenazan con echarme pero sé que nunca lo van a hacer, soy el mejor (sin pecar de humilde). Después de eso, y de leer las desgracias ajenas en el desastroso diario, empiezo a trabajar, tipo diez y pico. Me meto en el cuartucho y empiezo a diagramar y confeccionar todo tipo de dentaduras, casi todas iguales solo que hay algunas que no sirven ni para chupar limón (si es que se animan). Toda la mañana y toda la tarde con ruido de tornos, haciendo acá, arreglando allá y empezando por ahí. Siempre y cuando no haya una queja de algún viejo ilegal o de algún odontólogo prepotente. Si hay queja de algún viejo ilegal trato de solucionarle el problema por lo menos por hoy (así no nos denuncian con los odontólogos), igual siempre vuelven, calculo que hasta que se encuentren con la muerte, después de eso ya no les interesará si son dientes reales, de plástico mal echo o si no tienen dientes. Más pesados que los viejos son los odontólogos, más si son viejos, que pagan por un barquito de papel y se quejan como si hubieran comprado un yate lujoso. Llaman por teléfono y son capaces de estar media hora explicando mil veces, todavía no se dan cuenta que lo hacemos como nos resulte más fácil y económico. Se sienten muy catedráticos de la anatomía bucal, una lástima, quizás alguna vez habrán sido personas decentes. Trato de trabajar hasta que termino todo, pero en realidad es hasta que me canso, casi siempre a las cinco de la tarde.
Así que eso es mi día laboral, parece raro pero es un chiste al igual que todo, la mayor proeza es terminar sano mentalmente, no es tanto. Te dejo en paz, por hoy, y espero que vayas pensando en el siete de mayo (espero que de este año). Un beso.
Que bueno sería verte, que malo es esperar.
ISMAEL


Continúa en Capítulo 19 (Click acá)

Capítulo 19

Primero calienta lo olla con un poco de aceite, agrega las cebollas cortadas, la carne picada, un par de caldos y bastante sal. Deja que se vaya dorando la cebolla y prueba la carne a cada instante hasta que comprueba que la carne esta cocida. Ahora agrega el puré de tomate, el frasco entero, rebajado con agua. Espera un rato y agrega demasiado arroz, por eso vierte mas agua en la desgastada olla. Revuelve un poco, tratando de que no se le pegue el arroz. Lo deja varios minutos, en verdad no sabe cuantos así que los prueba a cada rato. Al principio los siente duros en sus dientes, luego pegajosos y caliente hasta que por fin están como él los quiere. No midió el tiempo, nunca lo hace, para una próxima vez en la que volverá a hacer la misma burocracia al lado de la hornalla. Buscó el pan y el jugo y se sentó a comer mirando la gran cantidad de comida que iba a sobrar. Siempre me sobra para otra comida, para otro día, pensó. Comió y a la vez entonó una vieja canción, la de siempre, la misma que nunca se acuerda del nombre pero que le trae recuerdos de nada. Tan solo una época en la que era mas joven, no tanto, tan solo un estudiante de secundaria.
Esta por lavar los trastos cuando siente que golpean la puerta pero no esperan una respuesta permisiva, sino que giran el picaporte y entran.
- ¿Quién es? – Preguntó estirando su cuello para ver mejor desde su posición.
- Soy yo, Rodrigo, no te asustés.
- Pasá, pasá. Que me voy a asustar, me imaginaba que era alguno de ustedes.
- Que olorcito che. ¿Ya comiste?
- Sí. ¿Querés comer?, me sobró un montón. Siempre me paso con el arroz.
- ¿Te hiciste un guiso de los tuyos? ¡Que fenómeno!
- ¿Qué otra cosa iba a hacer? Es lo único que me sale bien y me saca de apuros siempre. ¿Te sirvo?
- Si, dale. Servime por favor. – Dijo Rodrigo frotándose las manos por la emoción.
- Bueno, sentáte que te alcanzo un plato.
- Menos mal que vine para acá, estoy muerto de hambre y no tengo ganas de ir a casa.
- ¿De donde venís?
- De la casa de Esmeralda.
- ¿Y? ¿todo bien?. ¿Averiguaste algo de Estrella?
- Para, una a la vez, sí Estrella esta acá. Ah, ahora te sonreís idiota, pero yo no. Estoy medio cabreado, pero si te preguntan desmentís todo.
- ¿Qué, algo mal con Esmeralda?
- No algo, todo mal. No sé que pasa con las mujeres, están todas locas y se enojan así porque si. Esta no sé que tiene, pero está enojada conmigo. ¿Podés creer vos?. No hice nada malo, pero son así, haces esto y se enojan, no lo haces y se enojan igual, haces la mitad y la otra mitad no e igual se enojan.
- Si, son complicadas. No tenés idea de porque se enojó con vos.
- La verdad que no. Puta madre, alcanzáme una servilleta que me manche con el guiso.
- No tengo servilletas, tomá el repasador y trata de hablar con la boca vacía. Pensá pavote, porque se pudo haber enojado.
- No sé, pero creo que es porque piensa que estuve con otra.
- ¿Y vos estuviste con otra?
- Eh, no me ofendas, ¿cómo voy a estar con otra?. ¿Porqué te crees que estoy triste?, porque soy inocente de toda culpa. ¿Me alcanzás la mayonesa?
- Sí, tomá. Así que ahora estas jugando al solitario de nuevo.
- Aja, por un tiempo sí. No sé de que te reís, yo no le veo la gracia, idiota.
- No, no me río. ¿Ya terminaste, tan rápido? ¿Querés más?
- No gracias, estoy lleno. Aunque le daría un poco más al guisito, esta muy bueno.
- Bueno dame el plato así lo lavo. Y contáme bien que pasó.
- No sé, es medio raro, llego a la casa y me ataca así de golpe y fría. A mí me pareció raro, parecía un pedazo de hielo del glaciar. ¿Viste los del perito?
- Aja. – Dijo Juan Pablo sin inmutarse de tan estúpida comparación.
- Bueno así. La encaré con buena predisposición, le dije alguna cosita linda y no me dijo nada.
- ¿Qué le dijiste?
- ¡Que se yo, no me acuerdo!
- Eh, ¡cómo no te vas a acordar!
- No sé, que la extrañé o algo así. Si, eso era y no me creyó, y bueno después siguió de mal humor, me contestaba mal. Yo me hice el duro y me fuí.
- ¿Así nomás te fuiste?
- No, a ver. Le pregunté por Estrella, se enojó más, me insultó y se fue cantando bajito.
- Silbando bajito.
- Como sea, se fue y punto. Para mi que le llenaron la cabeza a esta, porque anda con un libro bajo el brazo y es medio raro ese libro. Ya voy averiguar de que trata ese libro.
- Nada que ver che, mirá que un libro le va a guiar la vida.
- Por ahí es uno de esos libros de auto ayuda.
- Esos libros son pavadas escritos por pavotes, que no sirven para nada y creen que son capaces de solucionarle la vida a millones de personas distintas con un libro que las toma a todas, las almas, como si fueran iguales
- Sí tenés razón. Ahora yo no entiendo una cosa.
- ¿Qué cosa no entendés?, decime.
- ¿Por qué me cargoseaste tanto para que te averigüe de Estrella, y ahora que te conté no hiciste mas que sonreír?
- Mirá, te voy a explicar. Yo vine a acá a descansar y a olvidarme de todo los problemas, o por lo menos a alejarme de ellos.
- ¿Qué Roxy, tus viejos y el laburo?
- Exacto, y vine acá por que me encanta el mar. Pero me encuentro con la persona más hermosa que jamás vi. Y me olvide del mar, empecé a maquinarme y a perseguirme. Hoy por ejemplo estuve todo el día obsesionado con ver cuando llegaba y todo eso. Ahora venís vos y me decís que esta acá, listo, un problema menos, porque sé que en cualquier momento la veo. Por eso no quiero seguir en esta obsesión, así que ahora nos tomamos tranquilos los dos una cerveza. ¿si?Sí y bien fría. Vos no querés obsesionarte con Estrella, y yo no quiero que Esmeralda me mande al destierro. Salud por eso.

Continúa en Intersección Vigésima (Click acá)

Capitulo 20

Mujeres y hombres se cruzan millones de veces en sus vidas, miles de veces se reconocen, cientos de veces se acercan para compartir y muchas menos veces vuelven a encontrarse. No hay una forma adecuada de explicarlo, no hay ninguna fórmula para hacerlo, es algo que sucede ante nuestros ojos y, sin razón, lo absorbe el cuerpo. Siempre se cree que esa persona es la adecuada, la que se quiere, hasta que aparece alguna mejor y totalmente distinta, y esa es la nueva apropiada. Tal vez si una persona tuviera la posibilidad de conocer a toda la población del mundo encontraría infinitas de su agrado. Que empiece por Sudamérica, donde encontrará la mejor calidad con el mejor ritmo, para seguir por Centro y Norteamérica, donde olvidará así porque si a las antes nombradas, saltar hacia Europa, y llenarse de nuevas experiencias, seguir por Asia, para descubrir la magia oriental, atravesar África, y tratar de robarse a las mulatonas, y terminar en Oceanía, para poder escapar montado a las olas. Pero el mundo es cíclico y se querrá volver a donde se empezó, a donde quedó un bello recuerdo, una carcajada, un beso, un tango, un abrazo, una voz, un reproche, una cara latina y un hasta nunca, muy lleno de mentiras.
Tal vez viviendo lo suficiente se lograría tal cosa, quizás a medio camino de la nada se encontraría lo que se busca, engañando así al corazón. No hay fórmula para adivinar y encontrar al salir en la búsqueda desesperada de lo que quizás espera del otro lado de una puerta, una pared o una avenida. No hay fórmula, aunque algunos lo busquen en algún libro escrito por algún sinvergüenza que finge ayudar.
- ¿Te parece a vos que nos puede ayudar en algo este libro?
- Decíme una cosa Estrella, si yo supiera la respuesta a tu pregunta ¿estaría acá tratando de descifrarlo?. Lo único que te puede decir es que si el libro esta escrito para mujeres, y por un hombre, debe servir de mucho. ¿no?
- Pero ¿no es de los hombres de quién desconfiamos?
- Tan segura que estabas de este libro y ahora escucháte. De este no tenemos que desconfiar.
- ¿Por?
- Porque este esta en contra de los machistas abusadores de mujeres, él se pone en nuestro lugar.
- Si vos lo decís. Igual yo leí algo del libro y lo puse en práctica.
- ¿Y? ¿Funcionó?
- Digamos que nadie me hizo ningún mal, pero igual estoy sola. Para eso no necesito al libro.
- Pero nadie te hace mal, acordáte de todo lo que te hicieron.
- Mejor no, que me hace mal y no quiero estar triste. Pero a pesar de todo seria lindo estar con alguien a quien querer y que me quiera. Que sea lindo, si es morocho mejor, un cuerpo fibroso, tampoco un animal sin cuello, pero con músculos, que diga frases coherentes, que me despierte todos los días con un te quiero, que deje libre a mis deseos, no sé, que sea distinto a mi y que me saque de mi burbuja para no aburrirme.
- ¿Todo eso tiene que ser? Yo me conformo con que me quiera a mi y a mi cuerpo horrible
- No digas pavadas, ¿querés?. Además es muy poco lo que pedís.
- Eso y que no me estafen.
- Eso es obvio, pero ¿dónde se consigue a alguien así?
- Hay querida, yo que sé. ¿Habrá alguno en este pueblo que nos salve el verano?
- Conozco a casi todos y no hay ninguno que valga la pena.
- ¿Y el amigo de Rodrigo, el nuevo, el que llegó último?
- No se, es medio bobo, todavía no debe ni haber descubierto mi nombre.
- ¿Qué?
- Nada, nada.
- Capaz que ese mandó a averiguar a Rodrigo.
- ¡Ojalá que no!
- Eh, ¿por qué?. ¡Dale una oportunidad!
- No sé.
- Pará, ahora que me pongo a pensar tal vez es cierto que Rodrigo averiguaba para el otro.
- Y yo que te dije, mirá que sos lerda.
- ¿Vamos a la casa de Rodrigo? Acompañáme, dale.En un rato te acompaño, dejáme seguir ojeando el libro.


Continúa en Intersección Vigésimo primera (Click acá)

Capitulo 21

Índice

- El hombre y el sexo.......................................................Pág. 5
- Estupideces de los hombres antes................................. Pág. 15
- Estupideces de los hombres durante..............................Pág. 30
- Estupideces de los hombres después.............................Pág. 32
- Paso en falso de los hombres.........................................Pág. 33
- Los hombres como compañeros de trabajo...................Pág. 40
- Los hombres y la amistad con una mujer......................Pág. 55
- Comportamiento en las salidas......................................Pág. 67
- Consejos varios del autor...............................................Pág. 90
- Estadísticas....................................................................Pág. 148

..........................................................................................................................................




El hombre y el sexo

En este capítulo, el primero, trataré de aconsejarle sobre todos los pensamientos del hombre y hacia donde están dirigidos los mismos. No es ningún misterio que el hombre, cada vez que ve a una mujer, se interesa particularmente en cuanto tiempo tardará en llevarla a su cama. Esto no la beneficia en nada, a usted, aquí hay algunos ejemplos de cómo se manifiesta el hombre en esas situaciones. Así que sin mas preámbulos, paso a lo importante.
Si el hombre se acerca hacia usted con respeto, es por sexo.
Si se acerca solo, es por sexo.
Si es sentimental, es por sexo. O bien se trata de algún gay en busca de algún amigo de usted.

- Me canse de leer, ¿vamos a lo de rodri, Estrella?
- Bueno, dale. Yo también y además me está dando sueño.
- Después podríamos salir, ¿no?
- Si, podríamos. ¿llevás el libro? Obvio, vamos.


Continúa en Intersección Vegésimo segunda (Click acá)

Carta número 7

5 de Mayo
No, no, no, no lo puedo creer, por eso este tartamudeo repetitivo de mi mano. No te puedo describir, ni explicar, la alegría que tengo, ¡faltan tan solo dos días para conocernos! El lugar me parece bastante bien, esta lindo el bar y bastante cerca (como casi todo). Lo que no sé es como vamos a conocernos porque con nuestras descripciones no alcanza, a no ser que yo me vaya con unas dentaduras de acrílico pegadas en mi guardapolvo de trabajo. Lo más fácil es dejar nuestros nombres en la mesa de entrada del bar y que nos ubiquen al ir llegando, otra sería ir haciendo algo escandaloso para así darnos cuenta, Mm., no creo que funcione. Mejor quedamos que el que llega primero deja dicho que el otro está por venir y que lo ubiquen. El que llega ultimo paga los tragos, así incentivamos la puntualidad. A mi me gusta llegar, como muy tarde, a la hora exacta aunque nunca llego mas tarde que diez minutos antes. Lo que me molesta muchísimo es esperar, si para las once y diez de la noche no llegaste, me voy. Igual no creo que me hagas esperar y espero que los tragos corran por mi cuenta.
Tengo tantas ganas de verte, oírte, rozarte, escucharte y todo lo que termine con “te”, ojo eso es muy abarcativo así que no tengo ganas de todo lo que termine así.
Espero por fin encontrarte, tan solo varios puñados de horas separan lo inseparable, es imposible que dure mucho más. Tal vez esta sea la última carta, tal vez, lo importante es que estamos empezando algo distinto y conocido a la vez, algo que nos marcará, espero, para siempre. Te mando un beso.
Que bueno desearte, que malo impacientarme.
ISMAEL

Continua en Intersección en la que me cruzo con uds. (Click acá)

Donde andás?