El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

26 de febrero de 2007

Capítulo 3





- ¿Y, no sabes dónde es sueco?. Hace media hora que estamos dando vueltas y ya esta oscureciendo.
- No me acuerdo Juan, anoche los traje y era por acá. San Martín doscientos y algo, ¿qué calle es esta?
- Esta es Mitre animal – dijo jorgito. San Martín es por ahí – señalando a la izquierda.
- No, esa es Sarmiento, segurísimo como que me llamo José. Seguí dos cuadras mas y dobla en Belgrano, creo que esa choca con San Martín.
- Menos mal que es chiquito el pueblo, éste sueco se pierde hasta en la casa. – Se burló jorgito.
Encontraron la calle y rato después ya estaban frente a la casa que buscaban. Era chiquita como casi todas las casas del pueblo, de paredes ventanas y puertas de color verde. Obviamente no habían puesto mucho interés en los colores para pintarla, tan solo en uno, eso o bien aún tenían esperanzas.
Tuvieron que hacer algunos planteos y sorteos para ver quien era el que iría a golpear la puerta, ya que nadie se ofrecía como voluntario. El sueco puso como excusa que no quería dejar el auto, Juan Pablo que no conocía a nadie, José no se animaba y jorgito simplemente no se animaba aunque tampoco lo hubieran dejado, no hubiera sido una buena idea mandarlo a él cómo carta de presentación. Cortaron una ramita en cuatro pedazos siendo una más grande que los otros tres restantes y decidieron que el que sacara el más largo iría. La desgracia quiso que fuera Juan Pablo el afortunado, pero con la condición de que lo acompañara alguien que él eligiera. Así fue y lo eligió a José.
Bajaron del auto, cruzaron la vereda y llegaron a la puerta, Juan Pablo golpeó tímidamente la puerta pero nadie la abría por mas que esperaron unos segundos.
- Vamos, no hay nadie – Dijo Juan Pablo dando vuelta para ya volver al auto.
- Pará, golpeá de nuevo. Quizás no nos escucharon porque golpeaste despacito.
- No, no hay nadie. Vamos.
- No, vení para acá Juan, no te vayas. – Le dijo José agarrándolo con una mano y golpeando la puerta con la otra. – Quedáte ya golpeé.
Esta vez la puerta se abrió acompañada por una luz que iluminaba el lugar donde se encontraban ellos. Por la puerta se asomó una figura que al principio no alcanzaron a distinguir hasta hacerse nítida a los ojos recién a los pocos segundos, Juan Pablo diría mas tarde que parecía como que en ese instante el tiempo se congeló para él mientras la figura se acercaba y se dejaba ver. Era la imagen más hermosa jamás vista por él, de piel morena, cabellos castaño oscuro ni muy largo ni muy corto pero con miles de ondulaciones, sus ojos eran los más verdes y claros que no se hubieran encontrado en ningún paisaje del mundo, sus labios refinados, su boca y las perlas que había en ella terminaron por maravillarlo definitivamente y para siempre.
- Hola, ¿a quien buscan?
Como veía que nadie respondía, con un poco de sorpresa, volvió a preguntarles. Pero Juan Pablo seguía sin reaccionar y lo volvió a realidad un codazo, que le dio José, en el estómago. Intentó devolverle el golpe pero algo lo detuvo, no supo que.
- Me van a decir que quieren de una vez. – Les dijo con fastidio la imagen maravillosa.
- Si, disculpa. Estamos buscando a Rodrigo, ¿lo viste?
- ¿Y porque lo buscan acá?
- Bueno, es que mis amigos dicen que no volvió anoche y que vino para acá. Pensamos que estaría con vos.
- ¿Conmigo?
- No, con ella no Juan. Con una amiga – Le susurró José.
- Con vos no, con una amiga tuya. – Dijo Juan Pablo, aliviado de que ella no era la “chica” de Rodrigo. – ¿Esta acá? – Preguntó después.
- No y no tendría por que estar, Esmeralda vive en la casa de al lado. Esa, la azul.
- Nosotros pensamos que alquilaban juntas.
- Pensaron mal
- Ok, vamos para allá. Gracias y disculpa la molestia.
- De nada
- Solo una cosa mas, ¿cómo te llamas?. Si no te molesta decírmelo. Yo me llamo Juan Pablo - Dijo mientras de un empujón invitaba a José a irse hacia el auto.
- ¿Te gusta el cielo? – Preguntó sorprendiendo a Juan Pablo.
- ¿Eh?
- ¿Si te gusta el cielo?
- ¿Qué tiene que ver el cielo?
- Respondéme de una buena vez si te gusta o no el cielo.
- Este, si me gusta. ¿Por qué?
- ¿Y te gusta el cielo de noche? – Preguntó, esta vez de forma más simpática.
- Sí, también. – Respondió Juan Pablo todavía sin entender.
- ¿Qué ves en él?
- No entiendo, ¿a donde querés llegar con todo esto?
- De día ves el sol, de noche ¿qué es lo que ves?. Es casi lo mismo pero multiplicado por el infinito.
- ¿La luna?.
- Tenés muchos problemas con las preguntas. – Sonrió – Bueno, tengo cosas que hacer. Ciao
- ¿Y tu nombre?
- Si no hubieras hecho tantas preguntas lo hubieras adivinado.
- No entiendo
- Me di cuenta, no pareces ser muy inteligente. Nos vemos otro día, ciao. – Puso cara de fastidio, cerró la puerta y desapareció.
Intento responder al insulto con algún otro insulto o alguna palabrota pero hubo algo que lo detuvo, todavía no sabe bien que es pero supo que en algunas partes del mundo lo llaman amor.
Encontraron a Rodrigo en la casa que les habían dicho y charlaron un rato mientras tomaban unas cervezas, mientras Juan Pablo estaba ausente jugando en el mar verde de unas pupilas y en los rizos de algodón que se ondulaban como trampolín a la esperanza. Su primer día había sido el mejor, mucho mas de lo que esperaba, había sido encantado y estaba feliz por eso.


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Carta nº 1


Carta número 1
8 de Abril



Hola, la verdad estoy un poco sorprendido de que una persona como vos haya respondido mi aviso. Que sé yo, parecés sincera cuando te describís y tus preguntas me dan una idea clara de lo que sos y de lo que querés. Como ya sabés me llamo Ismael, tengo veinticuatro años, mido un metro setenta y cinco, tengo el pelo castaño, tez blanca y ojos color miel (no son tan claros como los tuyos pero también reflejan mucho), vivo solo (alquilo un departamento en el centro, no te voy a decir la dirección porque como vos dijiste esta ciudad es chica y las direcciones se encuentran fácilmente, así que seguiremos un tiempo escribiendo por las casillas del correo argentino), antes de seguir te quiero preguntar una cosa. Vos, ¿Vivís sola o con tu familia? Sigo con lo mío, trabajo como mecánico dental, profesión en la que llevo tres años laburando y me va bastante bien, a diferencia de muchos (muchísimos) que fracasaron por un engaño de mucha plata, bueno, no me voy a meter en este tema porque me pone mal. Tengo dos hermanos, uno de veintiséis y otra de veintidós y un sobrino, hijo de mi hermana. Más en lo personal, me gusta salir de vez en cuando a tomar algo con amigos o ir a ver una buena película al cine, también de vez en cuando me junto a jugar algún partido de fútbol, cosa que cada vez hago menos, soy hincha de River (vos ¿de qué cuadro sos? no es importante pero vale la pena preguntar). Respondiendo a tu pregunta, sí, estuve en pareja con una chica hasta hace unos meses, seis para ser mas exacto, después de dos años y medio de ser novios, terminamos la relación porque nos fuimos desgastando y ya estábamos en una etapa en la cual teníamos que definir las cosas, ella tenía miedo de ser demasiado vieja para una nueva familia (es una semana más grande que yo), así y todo la ruptura no fue una tragedia, fue triste, eso si. Abandonamos el noviazgo con besos y abrazos. Al principio fue muy doloroso para ella, me llamaba y lloraba todos los días. Yo la extrañé un poco al principio, después lo fui superando y recuperando la vida de soltero (a la que todavía no termino de acostumbrarme). Ella no sé si pudo soportarlo, (no soy narcisista pero es verdad, fue así) hace un mes que vive en Rosario con algunos familiares. Lo que mas lamento es no saber si la quise alguna vez o si solo estaba acostumbrado a estar con ella, no sé.
Bueno, creo que voy terminando mi novela, titulada “Mi Vida”, porque ya debes estar aburrida y con ganas de no escribirme nunca más. Creo que ya te conté muchísimo sobre mi, más de lo que debía, tal vez sea bueno decirte que cuando empiezo a escribir no paro hasta que me duele el brazo, cosa que ya está sucediendo. Espero seguir recibiéndote en forma de carta y con muchas cosas para decir y para leer.
Un beso, te espero pronto.
ISMAEL

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Capítulo 4





No pudo dormir en casi toda la noche, la delicia del día anterior le robo todos sus sueños animando sus deseos de ir por mas, de conseguirla para él y contemplarla siempre que quisiera. Era una obsesión, un delirio que alimentaba su insomnio y carcomía su cordura, era evidente que había descubierto nuevos sentimientos que turbaban sus pensamientos. Estaba dispuesto a hacer realidad los sueños que no tuvo, sabía que tenia que ir despacio y tratar de no ser avasallado por los impulsos, pero también sabia que no tenia tiempo, tan solo días. Ahora tendría que buscar la forma de tratar de lograr lo que quiere, de conquistar la inmortalidad sentimental o morir buscándola.
Ya que era inútil seguir acostado en la cama en busca de alguna forma de dormir, y de olvidarla por un instante, se levantó y puso el agua a calentar para poder tomar un café, fue hasta el baño, se lavó la cara y volvió a la cocina para beber el liquido oscuro. Su rostro decía que eran las cuatro de la mañana, aunque ya eran las nueve y la infusión no adelanto mucho mas la hora de su cuerpo. Juan Pablo seguía pensando en ella y en como la suerte, en forma de un palillo un poco mas largo que los demás, lo había llevado a ver la maravilla que le alargaba las horas y la desesperación. Recordó, otra vez, sus ojos intensamente cautivadores que seguían su mirada sin dejar lugar a escaparse de ellos, cosa que el no hubiera querido sino todo lo contrario, quería sumergirse en esa esperanza en forma de pupilas.
Terminó su café y se preparo otro mientras habría las ventanas esperando encontrar del otro lado un azul libre que no estuviera preso de la blancura que amenace con lavar su segundo día de vacaciones y su primer día de ilusión renovada. La luz del sol le garantizaba el cielo que esperaba y él bebió otra vez sentado en la mesa sin alejarla de su mente. Rió recordando el golpe que le dio a José, para que se fuera, y rió con la expresión de la cara que este le devolvió, ella fue la excusa perfecta para hacer algo que siempre quiso y nunca pudo hacer, José se lo merecía de todas formas. Nunca se habían llevado del todo bien, aunque lo disimularan delante de los demás, siempre había una pequeña disputa entre ellos, era algo personal, pero siempre que se necesitaban se ayudaban ya sea aconsejándose o defendiéndose de ataques externos.
Ordenó un poco su cuarto y estiró su cama, que le había servido de poco esa noche, como tratando de no pensar más en lo que lo estaba asfixiando mentalmente, puso algo de música y deambulo por la casa y luego por el pueblo. De repente encontró buscando la casa verde, solo que no recordaba en donde estaba. Sintiéndose algo perdido prefirió regresar a su casa, la que encontró envuelta en tristes melodías, entro y fue hacia su cuarto, se recostó y no pudo evitar volver a recordarla y a escucharla.
La escuchó una y otra vez mientras la veía y la alcanzaba, la abrazaba y finalmente la besaba, pero ella lo alejaba con sus manos y le pedía que la escuche y que él la entendiera. De pronto ella, sus manos, sus brazos, sus ojos, sus labios, su cabello, desaparecían y solo quedaba una oscuridad profunda donde comenzaban a brillar infinitas lucecitas que titilaban desordenadamente para luego por fin desaparecer. Juan Pablo dio un salto fuera de la cama, había soñado unos segundos que le parecieron la eternidad, se llevo las manos a la cara, sorprendido por su estupidez, se hecho a reír.
- ¡Que estúpido soy!. – Gritó. – ¡Se llama Estrella!, y me lo dijo anoche. – Y rió con muchas mas fuerzas al repetir esas palabras.


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19 de febrero de 2007

Capítulo 1




Hace tiempo (año 2002) se me había ocurrido una novela con una estructura un tanto no lineal, para ser sincero la casualidad quizo más que yo, y hace casi un año atrás creé éste blog con la idea de subir las intersecciones. Qué hay con todo ésto? Que hace unos meses se me ocurrió subir los capítulos (y las otras cosas) de las cuales se desprenden dichas intersecciones, con todo ésto basicamente quiero hacer una especie de juego en el que podamos ir hacía atrás y hacia adelante segun como nos adelanten en la página los capítulos y como nos retrasen las intersecciones. Obviamente ésto no es ninguna obligación y si leíste "Rayuela" de Cortázar sabrás que esto es una mera imitación cibernetica, sólo la estructura eh! Jamás me compararía con el gran Julio. A continuación dejo los dos primeros capítulos, los demás irán apareciendo como resulte de cómoda mi vida. Prometo que éste es mi ultimo prólogo, pero hay otro que es infaltable: Charlas. Clickeando en el nombre viajarán hasta allí y una vez ahí, al finalizarla, volverán hasta acá, al capítulo 1. Espero que hayan entendido, ya que no soy de explicar bien las cosas. Saludos y mil disculpas...

Capítulo 1

A Juan Pablo siempre le gustó ir a la playa, tirarse en el mar a jugar con las olas para después dormir balanceándose en su cama como si todavía estuviera flotando en el mar. Aún hoy, a pesar de todo, todavía lo extraña. Aunque haya destruido su vida, superando aún a las mujeres en su escala de maldad, y eso ya es mucho decir.
Estuvo preparando sus vacaciones desde que empezó a trabajar en la estación de servicio, en febrero, ahorró un porcentaje de sus sueldos durante el año, más lo que le daban de propina sus clientes, gastando solo lo necesario. Sus gastos eran: La universidad, que aunque es publica igual es costosa, tres sesiones de gimnasio por semana y alguna que otra salida con amigos. Salvo estas cosas no tenia ninguna otra preocupación, ya que vivía con sus padres, a pesar de sus 25 años, y esto le facilitó demasiado las cosas. Nunca pensó en casarse, o más bien pensó en no casarse, esa fue la razón por la que lo dejo su última novia, Roxana, a quien ya estaba empezando a querer como quien quiere a una mascota.
Se conocieron, como se conoce la gente que tiene una vida rutinaria, en la universidad, se vieron en los pasillos durante varios meses hasta que algún amigo en común los presentó. La llevó a ver la luna y las estrellas, le dijo todo lo que a ella quería escuchar y después la invito a jugar. En unas semanas ya se los veía de la mano y en menos de eso ya ni se los veía juntos fuera de sus casas, salvo la ultima vez en que ella lo invitó a desaparecer de su vida, fue en una plaza y dicen que ella lloraba.
Tuvo su merecida pelea con su jefe, dicen que ojo morado de por medio, para después renunciar al trabajo, al cual tildó de asesino (le dio este nombre porque creía que el trabajo podía matar física y mentalmente, porque lo deprimía el encierro y las largas horas soportando a un jefe que lo llamaba vago cuando lo veía descansar cinco minutos de más, y porque la gente con la que trabaja, llámese “compañero”, trata de “ayudarlo” usando esta palabra como una buena metáfora de “te piso la cabeza y quedo bien con mi jefe que seguro me va a aumentar el sueldo”). Luego saludó a sus padres y se fue a la terminal, sacó los pasajes y fue a esperar al colectivo que salía en un par de horas. Suficientes para ver por ultima vez, de pie, la ciudad.
Durante el viaje casi no pudo dormir, los asientos del colectivo no eran tan cómodo como se veían, nada lo era, ni el absurdo paisaje que le daba la sociedad del otro lado de la ventana. No cualquier ciudad ofrece una vista que muestre a tanta gente peleando por sacar del poder al que eligieron para que los gobierne, para que después los gobierne otro que nunca eligieron, que estupidez votar a alguien para que organice la vida de millones, eso no es libertad pura, es apenas libertad de masas donde un individuo es nadie. Un chillido lo sacó de sus pensamientos, luego de un rato se dio cuenta que era una voz que le hablaba.
- Escucháme pibe, un país como este no puede andar tan mal, la culpa es de los políticos.
- Aja – Dijo Juan Pablo, como respuesta típica al desinterés
- Porque cuando estaba Perón sobraba la guita, yo trabajaba ocho horas en el ferrocarril y no me faltaba nada, vinieron estos y se afanaron todo.
- Aja.
- Tendrías que haber estado ahí, vos. Que tipo honesto y trabajador, si señor.
- Bueno, Perón debe haber cagado algo también, después de todo era un militar con poder y metido en política.
- No, pibe...
- Ahora, ¿le molestaría dejar de hablar por favor?. – Interrumpió – Así puedo dormir un poco. No me gusta la política y menos discutirla con usted aquí y ahora. – Le pareció la única forma de hacer callar al pobre viejo peronista, después de media hora de hablar sin parar y sin saber si lo escuchaba alguien.
- No pibe, para nada. Pero Perón no le hizo ningún mal a los compañeros trabajadores y siempre defendió...
Al parecer no iba a parar de hablar nunca ya que no entendía bien cuando se lo pedían. Supuso que siempre debía haber uno de estos en todos los viajes
- ...y la política no puede no gustarte, porque con ella formas tu futuro...
Después de un rato se canso (cosa rara en estos tipos) y por fin se calló y no salió ninguna otra estupidez de su boca hasta que bajó en uno de los pueblos en los que paraba el colectivo.
- Chau pibe.
Saludó al viejo y le pareció que estaba viajando en un lechero, entraba en muchos pueblos con nombres que nunca había visto en ningún mapa y al parecer estaban todos a una distancia de veinte kilómetros entre sí.
Estaba ansioso por llegar y le preocupaban las cosas que había hecho antes de partir y que tendría que solucionar a su vuelta. ¿Cómo les iba a explicar a sus padres que había renunciado al trabajo, justo en esta época donde no se consigue nada?. ¿Qué pasaría con Roxana, tendría que haber terminado las cosas de otra forma?. Sabia que todo iba a terminar, escándalo por medio con su familia y su ex-novia, muy mal. Pensaba en irse de su casa, mejor dicho de la casa de sus padres, y recorrer el mundo que se le había negado en 25 años, pensaba en el Coliseo romano, en España y sus paredes medievales y en las playas ecuatorianas. Esto fue lo ultimo que imagino antes de dormirse. Soñó que jugaba en la playa con las olas, que lo detenían y adelantaban en el tiempo a su antojo, la luz y la sal tostándolo y la arena lo enterrándolo para que las tortugas gigantes lo lleven hacia el horizonte donde se pierde en un infinito que la mente no alcanza a comprender. Un infinito que, como dijo alguna vez, se le escapó a su descripción por ser inimaginable, por ser incontable, como tratar de explicar que hubo antes de dios y que antes del que lo “creo” al “creador” del “creador” y así infinitamente inexplicable, infinitamente inimaginable e infinitamente largo su sueño que a la vez fue no más extenso que unos minutos, en los que despertó y se dio cuenta de que ya faltaba poco.


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Capítulo 2




Bajó del colectivo y lo recibió una brisa con perfume a mar y un sol con ganas de calentar la Tierra, como para fundirla y comérsela untada en pan. El día perfecto para Juan Pablo que pensó en encontrar la casa alquilada y a sus amigos para después revolcarse en agua salada y arena.
No fue difícil encontrar la casa, apenas a unas cuadras de la terminal, como todo en el pueblito, que goza, ahora, de la vida de gente que elige renovarse ahí. Llegan de todas partes estos extranjeros que se despojan de sus bienes por unas semanas, un mes si tienen suerte, y se internan en el balneario que solo tiene el mar y algún que otro divertimento en sus diez cuadras a la redonda.
Iba a meter la llave en la cerradura para abrir la puerta y le vino un recuerdo de una película en el que hacían un largo viaje para vacacionar y al llegar se daban cuenta de que se habían olvidado o equivocado de llaves, metió la llave en la puerta y esta se abrió, no podía ser de otra forma pensó.
No era lo suficientemente grande para cuando se juntara con sus amigos pero si para cuando estuviera solo. Acomodó sus cosas por ahí y fue al baño después de horas negándose al placer fisiológico, no había terminado cuando golpearon la puerta, simplemente inoportuno pensó. Se apuro y se limpió todo lo que pudo y corrió a abrir antes que se vaya quien quiera que sea, pero no se fue y el fulano golpeó mas fuerte justo antes que le abrieran. Juan Pablo abrió por fin la puerta.
- ¡Ha, llegaste!. ¡Vo` no sabes la fiesta que te perdistes anoche! ¡No sabes! Como habrá sido que son las dos de la tarde y nadie amaga siquiera con levantarse. Yo me tome como dos litros de vodka, na, un poco meno` y termine desparramado, Rodrigo se agarró una mina en el boliche, no sabés lo que es esto, está lleno de mujeres...
- ¡Para jorgito, para!. Recién llego loco, pasá y después me contás. – Dijo mientras lo agarraba del brazo y lo empujaba hacia adentro de su casa.
- ¡Bueno che, hola!. ¿Malo el viaje?.
- No tanto, pude dormir un poco. Fue largo, eso si.
- Vistes, tendrías que haber venido con nosotros en el auto del sueco. Tardamo` siete horas, tardamo`. Veníamos a full, salimos y José y Rodrigo ya estaban borrachísimos, yo los alcance a mitad de camino. El sueco está re caliente porque tuvo que manejar todo el viaje y nadie le cambió, lo peor es que no pudo tomar nada. Podría haber manejado José, pero dice que no sabe aunque yo lo he visto manejar la camioneta del laburo. – Dijo jorgito emocionado.
- Si yo también lo vi un par de veces. No vine con ustedes porque tuve que arreglar unas cosas y tarde un par de días más.
- ¿Que paso?. ¿No te dejaba venir Roxy?. Yo por eso no tengo novia, así no me joden. Me quedo soltero, total con las minas que hay acá para que quiero más, agarro la que quiero y listo.
- Bueno no te me hagás el Brad Pitt, que se te conocen pocas mujeres. Y si, fue Roxy el problema.
- Ah, ya sabia, sos un pollerudo, estuvistes dos días pidiéndole permiso, perdonáme, pero ¡qué yegua tu novia!. Yo que vos le grito unas cuantas a esa.
- No hace falta, ya me pegó ella unos gritos y por fin me dejó. Además renuncié al laburo.
- ¡Andá!. Vo`, el tipo mas centrado y rutinario del mundo hicistes eso. No te creo nada, si vos sos el tipo más correcto, por no decir aburrido, que conozco.
- Debes conocer poca gente. Si querés conocer más gente anda a un museo y no a esas bailantas de tu barrio a donde vas vos con el sueco.
- ¡Eh, ¿qué te pasa conmigo loco?! Metete con cualquier cosa menos con las bailantas del barrio
- No te ofendas jorgito, es un chiste. – Dijo Juan Pablo riendo.
- Bueno, te perdono eso que dijistes, pero no te metas mas con las bailantas
- Está bien, nunca más, te lo prometo – Dijo Juan Pablo sonriendo.
- Decime ahora, ¿qué vas a hacer? Porque va a estar medio jodido cuando volvás.
- No sé, hablaré con ella para que no se eno...
- No, tarao. Con el laburo, digo yo, te van a matar tus viejos.
- Aja, se me complica un poco. En fin, ¿vamos a la playa?
- Esperá que voy despierto a los chicos, comemo` algo, me baño, me cambio, porque creo que anoche me vomité, y te pasamo` a buscar.
- Sucio, ¿así viniste a buscarme?, andá me voy solo. ¿Para dónde está el mar?
- Después te digo, esperános. Nos vemos.
Juan Pablo terminó de acomodar las pocas cosas que había traído y ni pensó en la posibilidad de quedarse a esperar a sus amigos resacosos, menos después de una noche como la que había intentado contar jorgito, él quería la playa y nada más. ¿Qué tan lejos podía estar para ir caminando?, además, seguro que todo el mundo sabe donde está. Así que solo había que preguntar.
La playa era de las más linda que había visto, se sentó en la arena después de haber estado casi una hora jugando con el mar y contempló el horizonte como lo había hecho desde chico. Jugaba con él sintiendo que volaba y aterrizaba en el medio soplando las nubes mientras tiraba litros de mar hacia el sol, formando un enorme arco iris en el que se deslizaba para salir nuevamente volando. A diferencia de su niñez estaba vez imaginaba que tiraba a su familia, a su novia y a su trabajo hacia el fondo del mar donde termina el arco iris, y reinan furiosos duendes cuidadores de tesoros, para después empujar el sol y borrar el arco iris que podría ayudarlos a salir. Pensó en el color rojo, entonces, pero luego le pareció mas adecuado el negro. Después le dio un poco de vergüenza pensar en todo eso, nunca había pensado en cosas así.
Un rato después de sus juegos y sus pensamientos malignos llegaron sus amigos y lo encontraron tirado en la orilla mirando quien sabe que cosa en el mar, mirando la nada les pareció a ellos.
- ¿Qué hacés idiota?, te estuvimos buscando en tu casa. No nos esperaste. – Dijo José pegándole un coscorrón en la cabeza.
- Hola chicos, perdónenme tenia muchas ganas de ver el mar.
- ¿Que miras?. Las minas están para el otro lado.
- Ya sé, ya las vi, pero yo quiero ver el mar, jorgito.
- Seguí mirándolo que va a ser lo único que vas a ver esta noche. Lo que tenés que mirar son las chicas no el mar, pavote. – Dijo el sueco.
- Dejálo sueco, capaz que él quiere otra cosa, ¿viste? – Dijo jorgito para burlarse, mientras hacia poses y caminaba como afeminado.
- Si, seguro que por eso dejó a Roxy. – Dijo José.
- ¿Ya te contaron?. – Dijo mirando de reojo a jorgito que se hacía el desentendido – Me dejó por otras cosas. Y no sigan jodiendo porque me voy a levantar y a más de uno se le va a terminar las vacaciones hoy mismo y en el hospital.
- Escucharon, che. – Dijo jorgito – No lo hagan levantar al patova. Mira Juan, el miedo que te tengo. – se burló jorgito y se puso a hacer que temblaba mezclado con un baile que les pareció raro pero no menos divertido.
- Bueno, basta jorgito. Deja de hacer pavadas y decime ¿dónde esta Rodrigo?.
- No sé, no estaba con nosotros. Se debe haber quedado en lo de la minita que conoció anoche. Vamo` a buscarlo, así de paso conocemo` a las demás chicas.
- ¡Sí, vamos! - dijeron todos a coro. José se frotaba las manos de la ansiedad y a jorgito no le entraba la sonrisa en la cara..
- ¿Pero estarán en la casa? – Preguntó Juan Pablo – Quizás estén por acá en la playa.
- Y que sé yo, amargo, vamos a ver, cualquier cosa si no esta ahí volvemos. –Dijo José
- Denle, vamos en el auto. – Dijo el sueco.
Caminaron unos metros hasta donde estaba el auto, un Renault 12 gris, y subieron. Tarde, como siempre, se dieron cuenta que era muy doloroso dejarlo al sol, se quejaron un rato hasta que ya fue posible acomodarse y sentarse. Arrancaron y fueron a buscar a las chicas.

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