
Un hombre enamorado,
Maltrecho,
De barba rozada,
Enojado, golpeando su puño
En el mar del fondo de sus lágrimas.
Un jóven desgarrado,
Herido,
De pupilas olvidadas
Silente, llorando el sin sabor de la amargura
De la miel mas dulce.
Un poeta arrepentido,
Abandonado,
De manos amputadas,
Solloza, gritando lo que a las estrellas
no debiera decirles.
Tres hombres iguales,
Son el mismo ser
Que añora la simplicidad del desamor,
Del escribir sin sentir,
Del bloqueo banal.
Nada existe, ya, en su andar,
Sólo queda el poder envolverse en los brazos
De aquel olvido,
volver a senderos sin sentidos
Sin palabras que acechen
Lo que la moral desecha.
Un laberinto,
Por los cuentos de hadas,
los Films melodramáticos
Con finales sencillos,
finales felices.