No supo contar
las horas
en las que estuvo con ella,
sin observar la luz,
los ojos, cerrados,
imaginando,
un atardecer
entre su yo
su ella
y él
que sueña
en un sueño
de oscuridad pensante
mientras su hoy,
su yo,
se desliza
en la oscuridad,
con banda sonora
incierta,
su yo siguiente
lo despabila
ante el nuevo yo
de ella
que intenta abrir los
ojos
y despertarlo
de ese eterno
insomnio
imaginativo
“te estás perdiendo
a todos mis yo”
susurra ella,
mientras desliza
la palma de él, ellos,
por su, sus, rostros,
acariciándola,
acariciándolas,
en sus rastros,
clavando las pupilas
en ella, ellas,
que detiene,
detienen, el tacto
y sucumben
en lágrimas,
ella, ellas
desean ser una sola
entre todos sus yo,
el tacto, desaparece
mientras él,
comienza a entrecerrar
de nuevo sus ojos
perdiéndose su hoy,
a ella, ellas,
entre sus sueños,
ella continúa su llanto
con una leve sonrisa,
mañana
él la perderá
extrañando su ayer
con ganas de soñar
un
nunca más.
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