
Se extrañará a si mismo
cuando piensa de nuevo
en Ella,
justo
que Ella,
sin saberlo,
lo admira.
Aseveró Ella,
en esta línea sin tiempo,
imaginándolo
cada vez que se sentará a escribir,
Escribidor
sapiente,
sutil
Ella,
lo observó
convertido en prosa,
silente
Ella,
en alguna escapada,
en secreto,
ruidoso silencio,
dentro de si misma.
El Escribidor ansía,
relamió el pensamiento pensado,
esperando que ese momento sucedió,
otra vez.
Sabrá que no es pronto,
que sea jamás,
sólo será pasado.
Vale la pena,
Esperarador desesperado,
un revés mandibular
para poner otra mejilla, más.
Inclinarse,
juntar los dientes
de la mordida atemporal.
Buscará, perenne,
una revancha,
desafiando la dicha,
oponiéndose ruidosamente
a quien sabe que cosas,
El Escribidor desconocerá
pero tiene certezas que no expresó.
Perdió todas y cada una
de las oportunidades,
encrucijadas,
perderá más
y eso lo reconfortó.
Placer extraño,
no saber
como volver atrás,
volviendo,
cíclicamente
todas las noches, casi.
Arremetió contra si mismo
pensando que comparte la extrañeza,
sólo eso quedó.
Fue su culpa no saber
que no será bueno
volver al tiempo
en el que se creerá feliz.
Placer, placer, placer,
toda la culpa del ayer
es sólo para él.