Tarde, siempre,
refleja las imágenes
de lo que ya sucedió,
siempre después,
de pensar en eso,
que ya sobrevino,
ya pasó.
El escribidor se golpea la frente,
mientras pedalea,
hacia atrás,
agitando sus neuronas,
arduo trabajo,
austero.
Recuerda,
por fin,
sin saber de fechas exactas,
todo es un estimativo.
Un tal vez,
que exaspera,
estima
cerca de otra fecha,
sospecha que,
quizás,
fuera invierno.
Dudas, que vuelven loco
hasta al mas pacífico de los escucha,
que presta su oído,
en un vaso de cerveza
por la causa olvidada,
pidiéndole,
“de una vez escribidor!”
Ya no le importa la fecha,
pero cree y recita
“dos años”,
quizás mas,
los que tardó
en volver a esos labios,
cerca de esos lunares,
“otra vez”,
dándose cuenta al tercero,
en el que descubrió después de mil noches,
y,
luego de amanecer en solitaria compañía,
con esas palabras textuales,
“puedo vivir sin Ella,
pero lo que no puedo
es vivir con Alguien que no sea Ella”
maravilloso escribidor!
No sólo hizo tan gigante descubrimiento,
a pesar de él,
muy a pesar de él,
sino que,
logró comprender que su destino
se escribe
de principio a fin
con la palabra
Soledad.
Hizo pública sus palabras,
luego,
quizás,
se fue,
dicen,
a buscar imposibles,
para,
en una de esas,
inventar,
algo que se acompañe con esa,
con esa absurda palabra.
1 comentario:
leyendote, siento conocerte un poco mas. es como sabullirme en tus sentimientos,en los capitulos de tu vida. puedo descubrirte entre estas palabras,en donde te dejas ver, dejas al desnudo tu alma...
un besote
euge
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