
Arrebatados en lágrimas
perdidas,
mocos aguados
flirtean
con la ropa,
el pelo.
Colocó la palma de ELLA en su pecho,
su mano en su corazón,
lloran,
recordando el mismo film
escucharon que algo se rompió.
Toda la manía de una genia,
su torre de marfil
contonea como geisha europea.
En los extremos, en el centro,
sutil,
hermosa,
firme.
En la distancia
comparten
el mismo sufrir,
amor
de la unión
ELLA solitaria,
levanta castillos
con cimientos de olvido,
puertas con doble llave.
Soliloquio,
para recordar
lo que Ella le decía.
Allí,
onírica epifanía,
descubre cuánto se lo amó.
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