Las
memorias de un escribidor
se
mueren solas en las palabras
sin
recordar lo que dicen, sin saber lo que sienten.
La
historia de su vida
aclarada
en una nebulosa,
nunca
sabe a quién dedica,
los
alunizajes ni las flores en arena,
el
sueño bifurca,
una
y cien veces,
intentando
explicar lo que no tiene sentido.
La
vida se le aferra,
lo
toma de sorpresa en cada felicidad,
las
palabras lo empuja y ahogan,
en
el mar sin respirar,
manotazos
de ahogados
son
las sílabas,
dicen
penurias y escupen alegrías.
El
mar tiene olas,
el
escribidor las acompaña,
buscando
en la arena
la
plaza bendita,
el
amor bajo la cruz,
el
viaje en un arco iris
cruza
la brisa de la imaginación.
La
vuelta al mundo
es
más fácil a pie,
volar
y soñar
es
de hombres con corbatas,
quienes
se llaman poetas
no
reconocen sus miedos,
la
felicidad es más que una palabra,
ocurre
al final de la pipa
y se
descompone,
al
entrar en razón.
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