Volver sin marchitarse
Como borrar esa fotografía,
fija en su mente,
tan de aire alegre,
aire en el cual nada ocurrió,
ella y su cara de conocerlo sin haberlo visto,
setecientos kilómetros juntos en una noche,
atrás quedaron dos años sin cruzar palabras.
Ya ni recuerdan que era del uno y del otro,
caprichos ornamentales,
deseos reprimidos,
amantes celosos,
todo borrado.
Nada queda en sus recuerdos,
nada,
hasta hoy.
Quien iba a pensar que Buenos Aires se encogería para ellos,
millones de personas y ellos vuelven a encontrarse,
esta vez sin viajar juntos,
aunque cualquiera pudiera creer eso.
El la reconoce en un film,
ella lo buscó sin querer,
atreviéndose a caminar a su lado
como si fuera alguien mas,
alguien insignificante en su vida.
El la reconoce como en tantas otras ocasiones,
prefiere no mirarla aunque mira,
quiere no recordarla pero recuerda
con esas neuronas salvadas del exceso.
Piensa que hubiera sido lo mismo,
Buenos Aires que Beirut,
o Barcelona, o la olvidable Bahía Blanca.
El no puede cerrar su boca ante la sorpresa,
ella lo ignora,
piensa él,
y sigue su andar cerca de Recoleta.
El cruza Palermo,
regresa para volver a ella,
pero nuevamente se arrepiente,
igual que hace dos años atrás.
Ella, por fin lo reconoce,
lo recuerda en su adolescencia,
ella no se detiene,
ella piensa,
una noche juntos,
sin el uno y sin el otro,
es demasiado para olvidar, por fin,
lo recordado.
Ella se va, él también.
fija en su mente,
tan de aire alegre,
aire en el cual nada ocurrió,
ella y su cara de conocerlo sin haberlo visto,
setecientos kilómetros juntos en una noche,
atrás quedaron dos años sin cruzar palabras.
Ya ni recuerdan que era del uno y del otro,
caprichos ornamentales,
deseos reprimidos,
amantes celosos,
todo borrado.
Nada queda en sus recuerdos,
nada,
hasta hoy.
Quien iba a pensar que Buenos Aires se encogería para ellos,
millones de personas y ellos vuelven a encontrarse,
esta vez sin viajar juntos,
aunque cualquiera pudiera creer eso.
El la reconoce en un film,
ella lo buscó sin querer,
atreviéndose a caminar a su lado
como si fuera alguien mas,
alguien insignificante en su vida.
El la reconoce como en tantas otras ocasiones,
prefiere no mirarla aunque mira,
quiere no recordarla pero recuerda
con esas neuronas salvadas del exceso.
Piensa que hubiera sido lo mismo,
Buenos Aires que Beirut,
o Barcelona, o la olvidable Bahía Blanca.
El no puede cerrar su boca ante la sorpresa,
ella lo ignora,
piensa él,
y sigue su andar cerca de Recoleta.
El cruza Palermo,
regresa para volver a ella,
pero nuevamente se arrepiente,
igual que hace dos años atrás.
Ella, por fin lo reconoce,
lo recuerda en su adolescencia,
ella no se detiene,
ella piensa,
una noche juntos,
sin el uno y sin el otro,
es demasiado para olvidar, por fin,
lo recordado.
Ella se va, él también.
ella se marchita...
1 comentario:
"Ya ni recuerdan que era del uno y del otro,
caprichos ornamentales,
deseos reprimidos,
amantes celosos,
todo borrado.
Nada queda en sus recuerdos,
nada,
hasta hoy"
Ella se va... yo tmb me voy... solo espero volver y todo lo que queda pendiente en el "hoy" del mañana se resuelva... tus palabras me llegaron mucho. Pura casualidad o no, pero es la descripción casi exacta de una situación actual... Muchos existos!!
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