
las cosas que él piensa,
si ella quisiera
todo lo que él no necesita.
Si ella lo hubiera visto,
apenas, días atrás.
Dormir placidamente,
encontrando la añorada paz mental,
sin sentirse obligado
a ser un animal sexual,
que deja todo,
todo sin amor.
Dormir, sin pesadillas
del otro lado de la barra,
donde sos vos,
vos otra vez!
Al escribidor le cae encima
el peso de los años.
Si, quiere dormir,
lo agobian todas,
todas las cosas
que cansan en su “madurez”,
abunda lo que no necesita,
se olvida de escribir
y deambula,
con el ceño fruncido,
tembloroso de perder
lo que no es de él.
“Ya estás grande?”
“Escribidor, yo te pido,
regresa a tu ayer despreocupado,
donde solías llorar.
Te han dejado,
y esta vez
ni siquiera te dignas a terminar de escribirlo.
Escribidor, yo te pido,
vuelve a cambiar,
como cuando peleabas lo imposible.
Te indignaron,
y esta vez
ni siquiera mostraste el puño.
Escribidor, ya no eres tú,
si hasta pensaste en dejar de fumar,
escribidor escribidor,
piensa escribidor, tú no sabes dejar
por eso siempre te dejan,
piensa,
que no son los demás,
eres tú que vas contra ti mismo”