
Murió,
otra vez
como en todos sus sueños,
una nube,
un inanimado que no recuerda
le comenta que ayer dejó de existir,
que en Neuquén encontró
su fatal destino gracias a los servicios de una bruja,
él se pregunta,
¿cómo es posible tal cosa,
si allí está parado
sin haber dejado el mundo ayer?
Sin saber como,
recuerda,
un día
alguien lo ajustició por su billetera,
una tarde
besó a una princesa
y un caballero herido,
de una estocada,
le hizo saber de sus celos,
otra madrugada
una catapulta lo alcanzó, también,
mientras ganaba una guerra
junto a dos grandes amigos,
Aquiles y Héctor,
y era campeón mundial de todo
una noche,
justo antes de que alguno lo envíe
hacia el túnel luminoso.
Al despabilarse comprende todo,
las heridas no dejan cicatrices en su piel.
Felices los que sueñan que mueren
y despiertan a la vida por la mañana,
tristes aquellos que viven en sueños
y amanecen muertos al despertar.
otra vez
como en todos sus sueños,
una nube,
un inanimado que no recuerda
le comenta que ayer dejó de existir,
que en Neuquén encontró
su fatal destino gracias a los servicios de una bruja,
él se pregunta,
¿cómo es posible tal cosa,
si allí está parado
sin haber dejado el mundo ayer?
Sin saber como,
recuerda,
un día
alguien lo ajustició por su billetera,
una tarde
besó a una princesa
y un caballero herido,
de una estocada,
le hizo saber de sus celos,
otra madrugada
una catapulta lo alcanzó, también,
mientras ganaba una guerra
junto a dos grandes amigos,
Aquiles y Héctor,
y era campeón mundial de todo
una noche,
justo antes de que alguno lo envíe
hacia el túnel luminoso.
Al despabilarse comprende todo,
las heridas no dejan cicatrices en su piel.
Felices los que sueñan que mueren
y despiertan a la vida por la mañana,
tristes aquellos que viven en sueños
y amanecen muertos al despertar.
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