Desapareció,
agotando la esencia
privando a la eterna
y efímera batalla.
Cuál musa llegará?
No más conjetura,
suposición,
probabilidad,
mucho menos exaltación,
arrebato,
demencia.
Cada uno,
como en un principio,
a cientos de metros,
contenidos en esa claustrofobia
dentro de cada uno,
expuestos, en el abstracto
que cuelga en la roída pared.
Un solo rastro,
el esfuerzo,
sería posible
para desaparecer,
pero hacer nada les sienta mejor,
aun sabiendolo.
El dolor diario concebía la felicidad,
pero el profundo abandono
contribuye el crear.
No tan estético,
si mas catártico.
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