Sin
el rechazo constante
en
la rima que no sucede
la
unión de las letras,
tendenciosas
y claras,
viajan
miles de kilómetros
para
posarse a mi lado,
para
hacerme desear,
para
querer besarlas
para
escribirles un poema,
decirles
que las amo.
Ellas
no quieren,
no
son recíprocas
ni preciosas.
Sé
que lo hacen para que pueda crear,
esto,
para
desinflar el pecho,
para
agotar
las
palabras,
para
soñar,
para
ver esas caras que lloran,
con
lágrimas inentendibles,
no
sé qué quieren,
por
qué me atrapan en Río,
sabrán
que estoy aburrido,
que
el descubrimiento de la vida,
la
muerte,
quitó
todo sentido,
sabrán
que quiero estar con ellas,
que
las odio,
que
me distraigo con otras,
que
bebo sobriedad
sombras
de sol, transpiración dulce
y
escepticismos varios?
Las
armo, las transformo
no
se sabe que dicen,
ni
para qué sirven,
saben,
siempre, que, una vez que las seduzca,
se
volverán indeseables,
por
ello juegan
y me
llevan,
de
las narices,
porque
soy un burro
persiguiendo
una zanahoria.
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