El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

18 de septiembre de 2007

Escribe el escribidor

Ella, siempre ella,
piensa el escribidor después de varios años,
y comienza a escribir describiendo
sin poder dar detalles borrosos
que la muestren en profundidad.

Comienza a acabar por olvidarla
pero él sabe que no.
Y dice, pensando que si,
“a ella le gusta caminar”.

Escribe el escribidor.

Pero no camina
porque todo se desliza hacia ella,
llegando, desplazándose sobre sus ojos.

El no recuerda el color de esos destellos,
pero sospecha que se dilatan
cuando ven una fragancia que la estremece.

En medio de la ciudad,
que ya se olvidó de ella
por donde ella caminaría lo desconocido,
que recuerda
guiándose con el tacto de sus manos,
que ya no serían las de ella
y olfatea el reloj de una catedral,
que se detendría
frente a esa plaza, sin lugar,
que nunca más estaba ahí
frunciendo una ceja,
que ella jamás contraería.

Sintiendo que alguien la describe
en aquel sonido que ve en una aguja,
que pronto se llevará aquella luna,
que justo pasaba mientras él la observa.

Protestando sorda hacia sus adentros,
deja de escribir él, ella se iba,
piensa y ella desaparecía.

Es ella cuando estaba.

Cierra su cuaderno él y ella moría,
sin pasado, sin presente.
Se abandonaban abandonándose,
en esa plaza, o en alguna otra,
que mas da, todo acabaría para él.

2 comentarios:

kurtosis dijo...

Qué poema. filosofo de lo cotidiano, el exacto que escribe el escribidor a manera de pluma en el aire.

atte.
kurtosis.

Zoca dijo...

Que perfección la de describir con la pluma ese escribidor parte de su historia...
Wow! ya te linkeo a mis blogs..
tengo uno donde escribo:
"evocándote con letras" (http://zoca88.blogspot.com)

y este otro que creé antes de ayer o por ahí que nace con otro objetivo:

"Promesas sobre el bidet" (http://bubulina88.blogspot.com)


Sos genial...

:)

un abrazo...

Donde andás?