
Moribunda,
en su cama prolijamente armada,
así me miró por ultima vez,
con sus pupilas agradecidas
a aquella promesa olvidada
que supe prometerle
en un engaño
por atraerla a mi cama,
promesa
que supe cumplir
sin darme cuenta,
enamorado o no, cumplí,
porque ella moría
y el dolor de abandonarla no hubiera estado a la altura de su muerte,
por eso la amé,
para que marche
con la tristeza
de saber
que perdía una gran demostración de amor.
en su cama prolijamente armada,
así me miró por ultima vez,
con sus pupilas agradecidas
a aquella promesa olvidada
que supe prometerle
en un engaño
por atraerla a mi cama,
promesa
que supe cumplir
sin darme cuenta,
enamorado o no, cumplí,
porque ella moría
y el dolor de abandonarla no hubiera estado a la altura de su muerte,
por eso la amé,
para que marche
con la tristeza
de saber
que perdía una gran demostración de amor.
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