Imágenes que viajan por el lente,
en la noche convergen,
colocan las mentiras patas para arriba,
llenan los espacios de luz,
con paisajes,
coloridas y desenfocadas casas lejanas.
En un costado
ella baila y salta feliz,
creyendo que la musa inspiración
regó las sierras con calor.
Recuerdo estético,
aquella imagen que vuelve una sonrisa
en medio de una disputa,
alegría que pone los pies en el aire
e invita a soñar lejos,
lejos.
Todas las borboletas de día,
los bichitos de luz del atardecer
y las luces del horizonte en la noche
cumplen la dicotomía
de ser tan espejismos
como reales recuerdos,
guiando
los caminos de los desorientados,
los perdidos
que vuelven a creer en cada recordar.
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