Hubo una vez en las que mis noches eran atemporales, sobre todo cuando jugar a Chinaski era divertido, era divertido sin caer la misma suerte que él, divertido hasta que uno se convierte en el alter ego de Bukowsky. Divertido hasta que empezamos a olvidar las noches en nuestros días. Abandonar? Que se supone que escriba después de eso? A qué clase de personas se llega a conocer sin seguir el juego de Chinaski? El submundo es maravilloso, siempre y cuando te dejen en libertad. El mundo es inmenso, las noches cíclicas que se repiten en cada cambio también.

Intersección séptima
Solo sos un pedazo de carne
ahogada en una copa de vino,
flotante de mi cabeza.
No puedo recordarte
mas que por los comentarios,
que llegan a mis oídos
que lamentan a mi corazón.
Ojalá pudiera ser menos desagradable
en esa noche,
que no te cuide
que no te conocí.
Ahora que lo pienso
creo que te quiero,
no por lo que fuiste
sino por el dolor que dejaste
no es mi dolor ni el tuyo,
es el dolor de olvidar un abrazo
dado en el momento menos preciso.
Lo siento, y es verdad,
porque mi conciencia
me obliga a no descansar
y a escribir para alguien que no existe.
¿Cómo pedir perdón, entonces?
si estos versos mueren conmigo
¿para quien los escribo?
¿a quien se los envío?
Solo espero
que tu inmerecida vergüenza
te deje descansar en paz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario