El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

19 de marzo de 2006

Que noches aquellas

Este parece largo, pero solo es una apariencia de cíclica repetición, no tiene nada que ver con nada, solo salió y acá quedó.



Intersección para mis noches cíclicas


Que se rompen y caen en un repentino
y atroz ataque de locura,
un milimétrico despertar, cíclico hasta el cansancio
donde todos no soy yo
y mis yo son todos y uno solo a esa hora,
en la que la mente se bloquea, se traba
y todo es un juego violento de jueves amanecer
sin recordar porque se lo juzga a uno
si el que hizo todo fue el otro anterior, que ya murió.
La cura es simple pero difícil de encontrar
cuando la noche se aleja a setecientos kilómetros
aplastando a la comparación equívoca.
El engaño maligno es una constante
que varía en cada recta al infinito que acaba,
se acaba lo perenne.
La violencia hace catarsis en mi cuerpo,
y es presa por los dueños de la libertad,
de la noche que eligen, en la cual no deben existir los metafísicos
que se sientan en rincones redondos y templados,
solo existen seres normales que acreditan identidad,
combinación perfecta para que reluzcan todos mis yo
sin identidad ni papeles falsos
que cíclicamente se repiten una y otra vez,
son depravados, malditos, amorosos y llorones,
tan astutos que me permiten engañarme a mi mismo,
a ellos mismos que no están ahora,
que ya regresan
y son incapaces de mentir entre tantas verdades,
para que mentir, por mis huellas solo circula ella
que engaña a todos mis yo
Que se rompen y caen en un repentino
y atroz ataque de locura,
un milimétrico despertar, cíclico hasta el cansancio
donde todos no soy yo
y mis yo son todos y uno solo a esa hora,
en la que la mente se bloquea, se traba
y todo es un juego violento de jueves amanecer
sin recordar porque se lo juzga a uno
si el que hizo todo fue el otro anterior, que ya murió.
La cura es simple pero difícil de encontrar
cuando la noche se aleja a setecientos kilómetros
aplastando a la comparación equívoca.
El engaño maligno es una constante
que varía en cada recta al infinito que acaba,
se acaba lo perenne.
La violencia hace catarsis en mi cuerpo,
y es presa por los dueños de la libertad,
de la noche que eligen, en la cual no deben existir los metafísicos
que se sientan en rincones redondos y templados,
solo existen seres normales que acreditan identidad,
combinación perfecta para que reluzcan todos mis yo
sin identidad ni papeles falsos
que cíclicamente se repiten una y otra vez,
son depravados, malditos, amorosos y llorones,
tan astutos que me permiten engañarme a mi mismo,
a ellos mismos que no están ahora,
que ya regresan
y son incapaces de mentir entre tantas verdades,
para que mentir, por mis huellas solo circula ella
que engaña a todos mis yo
Que se rompen y caen en un repentino
y atroz ataque de locura,
un milimétrico despertar, cíclico hasta el cansancio
donde todos no soy yo
y mis yo son todos y uno solo a esa hora,
en la que la mente se bloquea, se traba
y todo es un juego violento de jueves amanecer
sin recordar porque se lo juzga a uno
si el que hizo todo fue el otro anterior, que ya murió.
La cura es simple pero difícil de encontrar
cuando la noche se aleja a setecientos kilómetros
aplastando a la comparación equívoca.
El engaño maligno es una constante
que varía en cada recta al infinito que acaba,
se acaba lo perenne.
La violencia hace catarsis en mi cuerpo,
y es presa por los dueños de la libertad,
de la noche que eligen, en la cual no deben existir los metafísicos
que se sientan en rincones redondos y templados,
solo existen seres normales que acreditan identidad,
combinación perfecta para que reluzcan todos mis yo
sin identidad ni papeles falsos
que cíclicamente se repiten una y otra vez,
son depravados, malditos, amorosos y llorones,
tan astutos que me permiten engañarme a mi mismo,
a ellos mismos que no están ahora,
que ya regresan
y son incapaces de mentir entre tantas verdades,
para que mentir, por mis huellas solo circula ella
que engaña a todos mis yo
Que se rompen y caen en un repentino
y atroz ataque de locura,
un milimétrico despertar, cíclico hasta el cansancio
donde todos no soy yo
y mis yo son todos y uno solo a esa hora,
en la que la mente se bloquea, se traba
y todo es un juego violento de jueves amanecer
sin recordar porque se lo juzga a uno
si el que hizo todo fue el otro anterior, que ya murió.
La cura es simple pero difícil de encontrar
cuando la noche se aleja a setecientos kilómetros
aplastando a la comparación equívoca.
El engaño maligno es una constante
que varía en cada recta al infinito que acaba,
se acaba lo perenne.
La violencia hace catarsis en mi cuerpo,
y es presa por los dueños de la libertad,
de la noche que eligen, en la cual no deben existir los metafísicos
que se sientan en rincones redondos y templados,
solo existen seres normales que acreditan identidad,
combinación perfecta para que reluzcan todos mis yo
sin identidad ni papeles falsos
que cíclicamente se repiten una y otra vez,
son depravados, malditos, amorosos y llorones,
tan astutos que me permiten engañarme a mi mismo,
a ellos mismos que no están ahora,
que ya regresan
y son incapaces de mentir entre tantas verdades,
para que mentir, por mis huellas solo circula ella
que engaña a todos mis yo
Que se rompen y caen en un repentino
y atroz ataque de locura,
un milimétrico despertar, cíclico hasta el cansancio
donde todos no soy yo
y mis yo son todos y uno solo a esa hora,
en la que la mente se bloquea, se traba
y todo es un juego violento de jueves amanecer
sin recordar porque se lo juzga a uno
si el que hizo todo fue el otro anterior, que ya murió.
La cura es simple pero difícil de encontrar
cuando la noche se aleja a setecientos kilómetros
aplastando a la comparación equívoca.
El engaño maligno es una constante
que varía en cada recta al infinito que acaba,
se acaba lo perenne.
La violencia hace catarsis en mi cuerpo,
y es presa por los dueños de la libertad,
de la noche que eligen, en la cual no deben existir los metafísicos
que se sientan en rincones redondos y templados,
solo existen seres normales que acreditan identidad,
combinación perfecta para que reluzcan todos mis yo
sin identidad ni papeles falsos
que cíclicamente se repiten una y otra vez,
son depravados, malditos, amorosos y llorones,
tan astutos que me permiten engañarme a mi mismo,
a ellos mismos que no están ahora,
que ya regresan
y son incapaces de mentir entre tantas verdades,
para que mentir, por mis huellas solo circula ella
que engaña a todos mis yo

1 comentario:

Anónimo dijo...

carlonchoooo!!
un favor!
un dia inspirado escribi sobre la nostalgia y eso de extrañar...
besitos
fior

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