El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

4 de mayo de 2007

Capítulo 28



Entraron todos juntos y de golpe, Juan Pablo fue el último en atravesar la puerta, tuvo la sensación de que a alguno no lo iban a dejar a entrar por tanto mareo, tropezón y alegría, pero, en fin, la noche siempre será un lindo negocio que se alimentará de borrachos. Se acomodaron en una barra, jorgito levantó la mano, luego su dedo y lo movió en forma de circulo, como invitando a todos, mientras decía, "... tequila...".
- ¿Están preparados? Vos Juan, ¿tenés de estos vasitos? – Le preguntó jorgito, Juan Pablo le contestó que si con la cabeza – ¿Toman todos?, buenísimo ¿todos tienen sal y limón?
- Si, loco deja de preguntar, me tenés podrido. – Le dijo José.
- Bueno che, uno, dos y tres. – Chuparon sus manos saladas, sus vasos fuertes y sus limones agrios – Ah, estaba rico estaba, ¿otra más?. – Preguntó, y todos dijeron que si.
El calor se hace insoportable, aguijoneando a los nervios que no dejan de mojar las manos, histéricas, que no dejan pensar a la cabeza, por el alcohol y por el humo que invade el lugar, que asfixia y que no deja respirar al que no se curtió con la noche desde temprano.
- Bueno, yo llevo cuatro igual que el sueco, jorgito y Juan dos, rodri y las chicas llevan uno. ¿Quién me acompaña con otro? – Preguntó José.
- Yo quiero otro – Dijo jorgito.
- Yo también, vos Juan ¿te animás? – Preguntó el sueco.
- Bueno, uno y basta. – Le respondió Juan Pablo.
- Ustedes primores, ¿no quieren otro? – Le pregunto José a Anémona y a Alicia, que con su ignorancia, hacia él, respondieron que no. Solitas van a caer, pensó y no comprendió el porque estaban tomadas de las manos y hablando tan de cerca. – Bueno, vamos muchachos.
Se escuchó un golpetear de madera, la barra tembló de precaria nomás, un difuso conteo y un gorgotear seguido de un aullido áspero de estupidez. Un puñetazo al tablón y un grito de victoria .Quizás no haya forma mas necia de mostrarse delante de las mujeres que la de un falso borracho. Si el oro no reluce, menos lo hará la carne podrida.

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