El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

15 de marzo de 2007

Capítulo 10

Se encontraron en el mismo lugar, llevados por sus pensamientos y sus tristezas. Llegaron arrastrados por las ganas de amar y de ser amados en ese instante. Nadie puede entender estas casualidades que llevan a unir los destinos de dos personas distintas, pero con matices definitivamente parecidos en este presente, parecidos gracias a sus ayeres. Ni siquiera ellos, que son los favorecidos, entienden estas cosas que tanto tienen de magia y de lástima. Pero ¿para qué pensar en comprender lo que hace bien?. Lo mejor y más fácil es dedicarse a aprovechar el momento mientras dure, no sea cosa que se desintegre, por casualidad, la pasión en el aire y el viento la empuje hasta estacionarla en el mar.
Débora lo siguió con la mirada mientras caminaba sin dirección, hasta que se detuvo y parecía que la miraba. Ella se quedó observándolo y notó que él parecía ciego, mudo y sordo, que no podía sentir nada a centímetros de su cuerpo. Agitó las manos como saludando, pero en realidad buscaba llamar la atención, sin obtener resultado. Caminó en dirección a él y no la vió, se acercó unos metros más, luego se agachó.
- ¡Eh! ¿Qué carajo pasó? ¿Qué fue eso? ¿Habrá sido una paloma grande?. – Se preguntó jorgito
mientras miraba para arriba, sin percatarse que hay alguien más ahí.
- No tonto, fui yo. A no ser que las palomas hayan aprendido a juntar piedras y a tirárselas a las personas, cosa que dudo.
- ¡Ja!. Podrían aprender. Igual yo pensé que era una cosa peor que una piedra.
- No seas pavote, jorgito.
- Bueno, bueno. Ahora decime, ¿qué haces por acá vos solita y cascoteándome?
- No sé, termine acá sin darme cuenta. ¿Vos, qué hacés por acá?
- Tampoco sé. Ni conozco esta parte del pueblo, es bastante fea.
- Aja, hace muchos años que esta así. No sé que querían construir acá, no terminaron nada, se deben haber quedado sin plata.
- ¡Je!, seguro. ¿Hace mucho que estás acá?
- No, un ratito. Estaba pensando.
- Si, ya me imagino en que pensabas, en cosas que pasaron desde anoche hasta ahora.
- No, no te creas. Pienso en cosas que pasan ahora, no pierdo el tiempo con lo viejo.
- Yo si, porque ahora no tengo nada. Antes tenia esperanzas por lo menos.
- Es mejor no tenerlas, siempre decepcionan. Lo sé por mi propia experiencia, por eso ahora ya no tengo ni esperanzas ni sueños. Solo disfruto el momento, sea bueno o sea malo.
- ¿Cómo disfrutas lo malo?. No entiendo.
- Yo no disfruto las cosas malas, sino el instante en el que suceden las cosas.
- ¿Y si te pasa algo malo que haces? ¿Te quedás sin hacer nada o qué?
- Lloro y trato de olvidar con algo distinto, con algo nuevo que me haga bien. ¿Vos que haces en un momento amargo? ¿vos llorás jorgito?
- Yo no lloro nunca. No me ando con mariconadas.
- Mira vos el tipo, así que llorar es de maricones nada más.
- No, de maricones solo no, también es de mujeres. Y yo soy bien hombre como para andar llorando.
- No seas tonto, que los hombres también lloran cuando las cosas no le salen o cuando les pasan momentos desagradables.
- Puede ser, pero yo no.
- Entonces te estas perdiendo uno de los placeres más lindo que se da el ser humano. Yo lloro cuando estoy alegre, cuando estoy triste, cuando me enternece algo, en fin cuando me pasa cualquier cosa rara.
- Y hoy, ¿estuvistes llorando?
- Sí
- ¿Por qué?
- Porque estuve melancólica, pero ya estoy mejor. ¿Querés sentarte al lado mío?. Vení, no tengas miedo. – Débora dio unos golpecitos en el suelo, al lado suyo, invitándolo a sentarse
- ¡Que voy a tener miedo! – Y se sentó al lado de Débora.
- Contáme, ¿qué haces acá?
- Vine de vacaciones con mis amigos, eso ya lo sabés. No sé para que me lo preguntás.
- Te pregunto que hacés acá ahora. – Dijo mientras le sonreía de una manera tierna.
- ¡Ah!. Lo mismo que vos creo, pensaba y termine acá
- ¿Y en que pensabas?
- En cosas, nada importante.
- ¿No me querés contar? o ¿te da vergüenza?
- No, que me va a dar vergüenza. Es que no hay nada para contar, simplemente estaba aburrido porque estoy solo, mis amigos están durmiendo y salí a caminar.
- ¿Tenés novia? – Preguntó Débora sorprendiendo a jorgito.
- ¿Y eso que tiene que ver?
- Nada, quiero saber nomás. ¿No te puedo preguntar?. – Le reprochó Débora.
- No, no tengo novia. Me gusta estar solo y hacer lo que quiera. No como a algunos que tienen novia y no pueden salir ni a la vereda.
- ¿Así te imaginas el estar con una chica?
- Si, debe ser un problemón.
- ¿Te parece?. Yo no creo que sea tan así. – Le dijo, mientras le acariciaba la espalda.
- También puede ser un momento lindo. – Dijo jorgito mientras le temblaba la voz.
- ¿Te puedo dar un beso? – Ahora le acariciaba la nuca.
- ¿Un beso? ¿En dónde? – Preguntó jorgito con mas nervio que sangre.
- En dónde quieras, elegí el lugar que más te guste. – Débora siguió acariciándolo.
- Esta bien, acá. – Con el índice señaló su mejilla.
Débora apoyó sus labios en el pómulo de jorgito y le dio un sonante beso, después otro y otro. Hasta que empezó a jugar con su lengua en la cara de jorgito, que cerró sus ojos para deleitar su imaginación, y llegó el contacto tan esperado por los dos. Se unieron, sin que les importe nada, en saliva y caricias por todo el cuerpo y sin embargo, aunque a ninguno le importó si no había una pequeña cuota de cariño en ese tramite antes de la pasión, hubo amor. El amor de los abandonados, de los sufridos que se unen para hacer mas verdadero el significado de la palabra vivir. Jorge y Débora olvidaron sus broncas y sus penas, uno porque el error de otro le dio un instante, muy prolongado y merecido, de felicidad, la otra porque esta viviendo su presente como siempre lo quiere vivir. Ayudando y ayudándose a sonreír después de las lágrimas del dolor y de la humillación que es sentirse sola en un mundo tan lleno de personas tristes, pero con ganas de ser feliz.


Continúa en Intersección Décima Click acá

No hay comentarios.:

Donde andás?