El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

2 de marzo de 2007

Capítulo 5





Estrella tiene veinte años y vive con sus padres y su hermano mayor, aunque quisiera vivir sola en otra ciudad para poder disfrutar de la juventud que le queda tal como lo disfrutan sus amigos que estudian en su ciudad y vienen de pueblos remotos y cercanos. Siempre quiso tirarse a la aventura, como en las infinitas historias que escuchó de viajeros que llegaban de ningún lado e iban hacia la nada que les regalaba el destino de una soledad inhóspita y placentera. Se imaginaba sola y con una mochila recorriendo pueblos salidos de cuentos encontrados pero nunca tuvo el valor para hacer realidad sus sueños, solo llego a empacar un poco de voluntad derrocada por el arrepentimiento. Nadie podía negar que eligió su destino, aunque haya sido una triste elección que le carcome la conciencia mientras se pregunta millones de veces ¿por qué no?, si parece tan fácil. Se consolaba un poco pensando que no lo hacia por el amor que le tiene a sus padres que soñaban con su futuro como si eso arreglara lo que ya habían hecho con el de ellos, no podría defraudarlos por mas que se estafase ella misma, negándose a su presente.
Aunque era portadora de una belleza digna de ser alabada únicamente por los mejores poetas románticos (desgraciadamente en este momento no hay ninguno que pueda estampar un poema en su honor), nunca pudo tener un gran amor. Solo tuvo, no hace mucho tiempo, buitres rapaces que violaron la seguridad de su ingenuidad, dejándola con un vacío en el corazón y sin lugar a ningún otro sentimiento. Como si esto fuera poco recibió ayuda de Esmeralda, su amiga que conoce por ser hija de un amigo de su papá, que le regaló un libro llamado “Las estupideces que hacen los hombres para conquistar a una mujer son las estupideces que dejan de hacer cuando la conquistan” escrito por un tal Charles Ocilirca quien se ganó la antipatía de millones de hombres, y el dinero y la confianza de otras tantas mujeres.
Con el remordimiento de tanto amor fallido y con la ayuda del librito, al que colocó de guía, se fue haciendo inalcanzable para el amor y fue llenando el vacío con aburrida y reprimida soledad, que ella sentía como un escudo y la única forma de no sufrir era haciendo sufrir a los demás. Pero hubo personas que la quisieron y nunca se animaron a confesárselo por temor a la nueva Estrella, y personas que terminaron con la existencia rota en mil pedazos por satisfacer sus ganas de demostrar todo lo que sentían, pobres infelices equivocaron el momento de conocerla, justo en esa etapa de transformación. Quizás esto no fue su culpa, sino una mala evolución en su personalidad, tan malgastada por los abusos de quienes no tuvieron piedad con su ser. Estrella ahora, al igual que el mar, juega con los hombres levantándolos en olas gigantes pero dejándolos caer al vacío de una dura y fría playa de invierno.
Estrella llegó a este pueblo, perdido y bañado de sal, y fue gracias a una ocurrencia de su padre que buscaba un buen lugar y a la vez barato para descansar de la rutina esclava que es el trabajo de todo el año con el cual asegura, piensa él, la felicidad de sus hijos sin tener en cuenta que algún día ellos tendrán que asegurar la felicidad de sus propios hijos, trabajando en un empleo aburrido de ocho a dieciséis, echando a perder todo el trabajo de sus padres y hasta el de ellos mismos como pasen las generaciones. Los padres están destinados a sufrir por y para sus hijos siempre, hasta lloran de felicidad cuando nace una pequeña tortura a la que llamaran nieto y la que seguro tendrá la nariz del padre, la boca de la abuela y los ojitos de algún tío.Estrella llegó y no solo a este pueblo, sino también a un rincón del corazón de Juan Pablo, cambiándole la vida de una forma que ni sus peores pesadilla se animaron a mostrar.

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