El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

24 de marzo de 2007

Capítulo 14

La noche, que siempre es la misma de todos los años y de todos los veranos, avanza sin saber que del otro lado la persigue la luminiscencia del sol. La negrura nocturna no solo se siente en el ambiente, sino que abarca gran parte de su corazón y esclaviza su rara soledad, rara porque no es a la fuerza, mas bien es adquirida por propia voluntad, es una soledad dolorosa pero adaptada para ser de esta forma. Es el derecho a elegir todas las opciones la que deja plantada la bandera del desánimo en su ser, negándose por capricho al premio que es la libertad. Paradójicamente a veces resulta tan inhumano el razonar las cosas y poder pensarlas que dan ganas de ser un animal, que no persigue el deseo ni la pasión, y atender a los instintos que la naturaleza ofrece cada día. ¿Que crueldad tan grande habrá hecho la raza humana, en sus principios, para merecer un castigo tal como el pensamiento?. Ese que molesta ahí arriba, en la cabeza, y destroza la mente por el desgaste de sentirse útil para nada aunque se sea inútil para todo. La utilidad de buscar sentirse bien sabiendo que no hay mucho tiempo para hacerlo, tan solo una vida frágil y dura con una fecha de vencimiento poco creíble pero efectiva. ¿Qué es la vida a fin de cuentas?, tan solo sucesiones de momentos, de los cuales los más importantes son los que pasan aquí y ahora.
Se llama Esmeralda, lindo nombre si se lo identifica con las piedras preciosas, y como todos los demás vino aquí a descansar de lo que se repite todo el año, año tras año, y a lo que se mal llama vida. Un mejor nombre podría ser desvida o martirio o trabajo o estudio o el nombre que mas lo atormente a uno.
La noche hace rato que ilumina todo y aunque no entre por su ventana se le impregno en todo el cuerpo como una enfermedad benigna que no se siente hasta que se transforma en maligna. Encerrada en su cuarto esperando la nada y a la vez algo, tan solo dejando pasar el tiempo para que algo pase, para que vuelva un arrepentimiento exiliado a la fuerza. Pero, tal como imagina, nada sucede y la noche es noche tanto como el día es día en sus mejores momentos de sol.
Seria bueno gritar un poco, pero tiene la resonancia de los mudos que tienen miedo de hablar. Papá y mamá podrían escuchar, y quien sabe la que se armaría si descubren un sentimiento tan fuera de lugar como ese. Por eso mejor callar y esperar que algo suceda, aunque nada se logre con eso.
El espejo le delata la tristeza y la aspereza de un rostro duro y sufrido, pero sin pena que sea comparable a nada. Pena tan insignificante del otro lado del mundo, donde no es gran preocupación su llanto ni su desamor infantil que la ata al presente común y corriente. Pena tan parecida a la que ya sintió todo el mundo a lo largo de la historia, año tras año, década tras década, siglo tras siglo, milenio a milenio. ¿A nadie se lo ocurrió nunca una cura a todo esto? Pensó mientras acariciaba el rostro del reflejo cristalino. Tantas curaciones y creaciones de enfermedades de mercado, y nadie pensó siquiera en el amor. Que lejos esta la ciencia con todos sus avances y todos sus remedios incurables tan llenos de promesas que faltan a la verdad, que lejos que está.
Esmeralda acaricia su pelo sin mirar su imagen del otro lado de sus ojos, toca su cara vacía de alguna expresión. Levanta la cabeza y se besa en el espejo que da la cruda realidad que quiere ver, sus auto defectos encontrados por la tristeza y la soledad, otra vez por propia voluntad. Se siente mal al descubrirse, pero no cesa su perspectiva deformista y continua su batalla psicológica contra si misma. Se quita la remera, dejando ver sus pechos; su pantalón y el pantaloncito que lleva debajo, para encontrarse desnuda, sola con su piel blanca que la atemoriza. Roza su cuerpo, que a cualquier hombre le hubiera bastado para enloquecer y robarla para llevársela lejos. Su piel joven no es lo que ella esperaba sino que es lo que ella quiere ver en su cuerpo angelical. Ella ve un tumor maligno que la destroza sin sentido y que alimenta el ego vacío de nadie, donde todos son dioses esculturales, excepto ella que se ciega ante su propia belleza. Su escepticismo se transforma para poder creer en lo que nadie cree, en lo que ella quiere, y sentirse así de fatal, por poco no es un placer inexplicable.
El reflejo esta vacío, su cuerpo ya no está en el mismo lugar, no se observa la palidez de sus dientes, ni su lengua carmín besando su propio reflejo. Solo queda un color en el espejo, y es el que devuelve la rozada pared que parece parte de él. Tanta continuidad de color y ella no aparece en él mostrando su bella blancura, a la que desconfía y ansia regalar al mejor postor.
No hay cura para eso, no hay un jarabe que lo borre de un plumazo, que lejos se esta de todo y que complejo es el amor. Tan complejo que ni los mas entendido, llámense poetas, lo entienden, y si lo comprenden lo sufren por puro placer, por puro morbosismo. Morbosismo tan parecido al de aquel que gusta ver la muerte por TV. y si es real y en vivo y en directo, mejor.
Tirada en su cama desnuda al igual que ella, espera que pase algo, tristeza, alegría o llanto. Ya todo le da igual, mientras la luna no entre por la ventana e interfiera con su oscura realidad. Esa que comparte con miles de mujeres atormentadas por el deseo de ser más bellas, aún cuando ya es imposible serlo más, y no conformarse con lo que son, con lo que tienen. Tal vez tengan a alguien que las quiere y las ama por lo que son en realidad, una sonrisa envuelta en una inmensa carcajada que colma de besos con ternura, una lágrima que rueda por una cara con pucheros, una brisa en el cabello, una cucharada de azúcar en cada enojo, una palabra en el momento justo, una palabra en el momento menos apropiado, una dulce espera que llena de inquietud. Con todo eso no debieran de tener de que preocuparse, si al fin de cuenta no debe haber mejor placer que el amor, buscar más ya es simplemente codicia.

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