El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

8 de abril de 2007

Capitulo 20

Mujeres y hombres se cruzan millones de veces en sus vidas, miles de veces se reconocen, cientos de veces se acercan para compartir y muchas menos veces vuelven a encontrarse. No hay una forma adecuada de explicarlo, no hay ninguna fórmula para hacerlo, es algo que sucede ante nuestros ojos y, sin razón, lo absorbe el cuerpo. Siempre se cree que esa persona es la adecuada, la que se quiere, hasta que aparece alguna mejor y totalmente distinta, y esa es la nueva apropiada. Tal vez si una persona tuviera la posibilidad de conocer a toda la población del mundo encontraría infinitas de su agrado. Que empiece por Sudamérica, donde encontrará la mejor calidad con el mejor ritmo, para seguir por Centro y Norteamérica, donde olvidará así porque si a las antes nombradas, saltar hacia Europa, y llenarse de nuevas experiencias, seguir por Asia, para descubrir la magia oriental, atravesar África, y tratar de robarse a las mulatonas, y terminar en Oceanía, para poder escapar montado a las olas. Pero el mundo es cíclico y se querrá volver a donde se empezó, a donde quedó un bello recuerdo, una carcajada, un beso, un tango, un abrazo, una voz, un reproche, una cara latina y un hasta nunca, muy lleno de mentiras.
Tal vez viviendo lo suficiente se lograría tal cosa, quizás a medio camino de la nada se encontraría lo que se busca, engañando así al corazón. No hay fórmula para adivinar y encontrar al salir en la búsqueda desesperada de lo que quizás espera del otro lado de una puerta, una pared o una avenida. No hay fórmula, aunque algunos lo busquen en algún libro escrito por algún sinvergüenza que finge ayudar.
- ¿Te parece a vos que nos puede ayudar en algo este libro?
- Decíme una cosa Estrella, si yo supiera la respuesta a tu pregunta ¿estaría acá tratando de descifrarlo?. Lo único que te puede decir es que si el libro esta escrito para mujeres, y por un hombre, debe servir de mucho. ¿no?
- Pero ¿no es de los hombres de quién desconfiamos?
- Tan segura que estabas de este libro y ahora escucháte. De este no tenemos que desconfiar.
- ¿Por?
- Porque este esta en contra de los machistas abusadores de mujeres, él se pone en nuestro lugar.
- Si vos lo decís. Igual yo leí algo del libro y lo puse en práctica.
- ¿Y? ¿Funcionó?
- Digamos que nadie me hizo ningún mal, pero igual estoy sola. Para eso no necesito al libro.
- Pero nadie te hace mal, acordáte de todo lo que te hicieron.
- Mejor no, que me hace mal y no quiero estar triste. Pero a pesar de todo seria lindo estar con alguien a quien querer y que me quiera. Que sea lindo, si es morocho mejor, un cuerpo fibroso, tampoco un animal sin cuello, pero con músculos, que diga frases coherentes, que me despierte todos los días con un te quiero, que deje libre a mis deseos, no sé, que sea distinto a mi y que me saque de mi burbuja para no aburrirme.
- ¿Todo eso tiene que ser? Yo me conformo con que me quiera a mi y a mi cuerpo horrible
- No digas pavadas, ¿querés?. Además es muy poco lo que pedís.
- Eso y que no me estafen.
- Eso es obvio, pero ¿dónde se consigue a alguien así?
- Hay querida, yo que sé. ¿Habrá alguno en este pueblo que nos salve el verano?
- Conozco a casi todos y no hay ninguno que valga la pena.
- ¿Y el amigo de Rodrigo, el nuevo, el que llegó último?
- No se, es medio bobo, todavía no debe ni haber descubierto mi nombre.
- ¿Qué?
- Nada, nada.
- Capaz que ese mandó a averiguar a Rodrigo.
- ¡Ojalá que no!
- Eh, ¿por qué?. ¡Dale una oportunidad!
- No sé.
- Pará, ahora que me pongo a pensar tal vez es cierto que Rodrigo averiguaba para el otro.
- Y yo que te dije, mirá que sos lerda.
- ¿Vamos a la casa de Rodrigo? Acompañáme, dale.En un rato te acompaño, dejáme seguir ojeando el libro.


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