El presente blog que viene abajo no tiene nada que no haya en otros blogs literarios, simplemente retomo eso que le dio de comer a tantos otros escritores fracasados, hablar de las mujeres que no consiguen o de las otras, las que se fueron. Como capitán, que huye, en franca retirada de las relaciones, me permito contar secretos de diván, escabrosos relatos de cama y de hoteles para que sucumban de pavor esas otras desconocidas que supieron ser garabato de mi muñeca, bueno, no son todas las que yo hubiera querido así que voy evitar nombrarlas para que no quede en evidencia mi falla. Pero no sólo de mujeres vivimos, así que también hay otros temas y otros formatos, tenemos cortometrajes, tenemos novelas, tenemos cuentos, bueno, cuentos no, chinos tampoco, pero hay intersecciones y cartas, fotografías re contra artísticas y otras en la que sólo aparece mi cara. Bueno, el resto del blog es mejor que el prólogo, no lo prometo pero créame.

8 de abril de 2007

Carta número 6

3 de Mayo
Hola, recién termino de leerte (no a vos, a tu carta), ya sé que tengo que tener paciencia pero escapa a mi capacidad de contener tanta ansiedad. Tenía tantas ganas de escribirte después de leerte que tuve que echar a un amigo, no quería irse. Decía que no me iba a molestar mientras yo escribía, no alcance a apoyar la birome en la hoja que ya lo tenía ojeando por encima de mis hombros, así que lo eche. Había perdido toda intimidad, es como leer cualquier cosa en el colectivo (menos el diario de acá que es una basura) y sentir un soplido en la nuca de alguien desconocido que lo está leyendo, es molesto no poder leer por culpa de alguno que se auto invitó a leer. Ya ves, es la ansiedad (volviendo al tema). Así que te propongo una fecha, vos estudiála y decime si o no (o si querés cambiarla). El siete de mayo nos encontramos, no sé, en algún café, plaza o lo que se nos ocurra. Pensálo.
No sé si me rechazaron tantas mujeres, nunca las conté ni sé un número aproximado. Sé que me rechazaron las suficientes como para hacer diferencias, para encasillarlas en tres tipos de mujeres. Te dije que me gustaría que vos seas una de las del medio, pero en realidad no espero que ocupes ninguno de esos tres lugares.
De mi trabajo, de mi trabajo te puedo contar que es una cosa monótona y desagradable para el que no lo conoce. La primera vez que sentí el olor del laboratorio casi me descompuse, tampoco es nada agradable tocar los futuros dientes que mucha gente se va a llevar a la boca, en especial los viejos. Todos los días a las nueve, nueve y media llego y todos los días me reprochan que llego tarde y que hay mucho trabajo, que patatín y que patatán. Me cebo unos mates, sin que me importe que todavía me sigan apurando, convido al resto de la esclavitud que no se anima a moverse por culpa del latigazo, siempre me amenazan con echarme pero sé que nunca lo van a hacer, soy el mejor (sin pecar de humilde). Después de eso, y de leer las desgracias ajenas en el desastroso diario, empiezo a trabajar, tipo diez y pico. Me meto en el cuartucho y empiezo a diagramar y confeccionar todo tipo de dentaduras, casi todas iguales solo que hay algunas que no sirven ni para chupar limón (si es que se animan). Toda la mañana y toda la tarde con ruido de tornos, haciendo acá, arreglando allá y empezando por ahí. Siempre y cuando no haya una queja de algún viejo ilegal o de algún odontólogo prepotente. Si hay queja de algún viejo ilegal trato de solucionarle el problema por lo menos por hoy (así no nos denuncian con los odontólogos), igual siempre vuelven, calculo que hasta que se encuentren con la muerte, después de eso ya no les interesará si son dientes reales, de plástico mal echo o si no tienen dientes. Más pesados que los viejos son los odontólogos, más si son viejos, que pagan por un barquito de papel y se quejan como si hubieran comprado un yate lujoso. Llaman por teléfono y son capaces de estar media hora explicando mil veces, todavía no se dan cuenta que lo hacemos como nos resulte más fácil y económico. Se sienten muy catedráticos de la anatomía bucal, una lástima, quizás alguna vez habrán sido personas decentes. Trato de trabajar hasta que termino todo, pero en realidad es hasta que me canso, casi siempre a las cinco de la tarde.
Así que eso es mi día laboral, parece raro pero es un chiste al igual que todo, la mayor proeza es terminar sano mentalmente, no es tanto. Te dejo en paz, por hoy, y espero que vayas pensando en el siete de mayo (espero que de este año). Un beso.
Que bueno sería verte, que malo es esperar.
ISMAEL


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